Los asesores de Sánchez y los gestos en política
Si a los ciudadanos se les exigen esfuerzos los primeros que tendrían que dar ejemplo y aplicarse el cuento son sus representantes.
Málaga anda de bote en bote estos días. Tanto el centro de la ciudad como las casetas, en el real del Cortijo de Torres, están a rebosar. Había ganas de feria, resumen en portada los periódicos malagueños. “Hay que aprovechar ante lo que viene”. El temido otoño, las restricciones fruto de la crisis energética y el pronosticado frenazo económico. Según algunos expertos, habrá desaceleración pero no recesión. Otros en cambio la dan por descontada. “Hay que prepararse para lo peor pero esperando que no suceda”, en palabras de Calviño.
Los españoles hacen cúmulo de esfuerzos. Aprenden las medidas para ahorrar energía, se disponen para las que están por llegar y hacen lo imposible para hacer frente a la escalada de precios. Pero, en cambio, no ven que sus gobernantes hagan lo mismo y resten grasa al entramado administrativo. Vuelvo a la feria de la Costa del Sol y sus conversaciones: “¿Cuántos ministros tiene Sánchez? ¿Cuántos asesores? Siempre pagamos los mismos”.
Quienes defienden el volumen del Ejecutivo, sus asesores y altos cargos aseguran que un ajuste de los mismos no conllevaría un ahorro elevado. Que es demagogia y que en las autonomías donde gobierna el Partido Popular también aumentan su personal de confianza. Pero en política los gestos son importantes. Si a los ciudadanos se les exigen esfuerzos los primeros que tendrían que dar ejemplo y aplicarse el cuento son sus representantes en las distintas administraciones.
Según una noticia de este mismo mes de La Información, el Gobierno central suma ya 1.839 asesores y altos cargos, un 33% más que en junio de 2018. Presidencia, según esta publicación, tiene 521 cargos a dedo. Actualmente, el Consejo de Ministros de PSOE y Unidas Podemos está formado por 23 miembros, con cuatro vicepresidencias y 18 ministros. Prácticamente no caben en la mesa en la que se reúnen semanalmente, como atestiguan las fotografías oficiales de Moncloa.
El pasado 29 de julio, Sánchez compareció en rueda de prensa para hacer balance del curso político, apareció sin corbata como gesto para “ahorrar” y al terminar se subió a un helicóptero para recorrer 25 kilómetros, lo que separa el complejo presidencial con la base aérea de Torrejón. El PP le acusó entonces de quemar “180 kilos de queroseno”, las redes sociales ardieron durante horas y a pocos móviles en España no habrá llegado el vídeo con la salida del presidente en el helicóptero. Transparencia cifra en 151 los vuelos de Sánchez en Falcon y Super Puma el año pasado.
Nadie discute, o al menos yo no lo hago, que Sánchez tiene derecho a cogerse unos días de descanso en una de las residencias que tiene el Estado o que se desplace en Falcon para un viaje oficial. Es el presidente del Gobierno del Reino de España. Pero reitero que los gestos son importantes, y más en tiempos de crisis. No digo que, como Rajoy, se haga adicto al AVE pero ¿no había más remedio que coger el helicóptero para ir de Moncloa a Torrejón? ¿El Gobierno de los 23 ministros no se puede ajustar el cinturón como ya lo están haciendo el conjunto de los españoles?
Ahora que el presidente barrunta una crisis de Gobierno, o así se sugiere en algunos círculos políticos, podría aprovechar para meter la tijera y reducir ministerios y todo lo que ello conlleva. Para dar ejemplo, como también tendrían que hacer a nivel autonómico, provincial y local, ante un otoño que hasta los más optimistas alertan de que será complicado. Para empatizar con unos españoles cada vez más preocupados por su devenir económico.