En la era covid-19, patentes de medicinas 'on fire'
La humanidad no debe repetir polémicas pasadas.
El desafío sanitario provocado por la pandemia de covid-19 a nivel global (más de 73 millones de contagios y más de 1,6 millones de muertes) está siendo un acicate para propuestas disruptivas. Señalemos una: la suspensión temporal de patentes a medicamentos y tecnologías necesarios frente a la covid-19, propuesta en octubre pasado por India y Sudáfrica en el seno de los ADPIC, el acuerdo que regula las patentes y los derechos de propiedad intelectual (DPI) dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La iniciativa ha recabado el apoyo de 99 de los 164 territorios que conforman la OMC, incluyendo a países como China, Argentina, el grupo africano y el grupo PMA (países menos adelantados). El pasado 10 de diciembre el Consejo de los ADPIC estudió el informe presentado por Sudáfrica, encontrando la oposición de Brasil, Australia, Brasil, Canadá, Japón, Noruega, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea. El 17 de diciembre se tomará una decisión definitiva.
Ya en abril de 2020, Carlos Correa, prestigioso académico, actualmente director General del Centro de Sur -organismo intergubernamental con sede en Ginebra del que forman parte 54 países, entre ellos China, India, Argentina o Sudáfrica-, se había dirigido a los directores generales de la OMS, OMC y OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), reclamando su apoyo a que los países en desarrollo puedan aplicar el artículo 73 b) de los ADPIC y suspender temporalmente los DPI que obstaculicen la adquisición o fabricación local de medicamentos contra la pandemia.
Mecanismos legales insuficientes
Debe apuntarse que la proposición de India y Sudáfrica no subvierte ninguna norma, pues las excepciones a las patentes (licencias obligatorias -LO-, importaciones paralelas, etc.) ya están contempladas en los ADPIC -artículo 31 y otros- desde su firma en Marrakech en 1994, cuando razones de salud pública o de emergencia nacional lo requieran. Pero su materialización ha encontrado múltiples trabas por la avaricia de los países ricos y de la big pharma, a pesar de que las flexibilidades fueron incluso reforzadas en 2001, en plena pandemia del SIDA, por la Declaración de Doha sobre los ADPIC y la salud pública. Casos como el de Israel, que recientemente otorgó una LO para producir Kaletra(R) -lopinavir/ritonavir-, un anti-VIH/SIDA usado también contra la covid-19, son muy escasos.
Es cierto que aún así la fabricación local de medicamentos y vacunas, en especial de las más novedosas, requieren tecnologías muy avanzadas, pero países como India han demostrado tener un sector farmacéutico puntero (Serum Institute India, el mayor fabricante mundial de vacunas (SII), Cipla, Dr. Reddy’s...) capaz de afrontar desafíos tecnológicos de primer nivel si las demandas por infracción de patentes no los dificultan.
Pandemia de covid-19. Ahora o nunca
Estas dificultades no deben hacernos rendir en nuestros esfuerzos. Países en desarrollo, ONG y sociedad civil debemos luchar para conseguir hacer frente a los problemas de salud con dignidad y a un coste conveniente. La humanidad no debe repetir polémicas pasadas como:
- a) la tragedia del SIDA y los altos precios de los antirretrovirales debido al monopolio causado por las patentes, en especial durante los años 80 (el AZT de Glaxo), y después en los años 90 y 2000, cuando los anti-VIH/SIDA de gran actividad no fueron incluidos en la Lista de Medicamentos Esenciales de la OMS por estar protegidos por patente.
- b) el escándalo del altísimo precio del Sovaldi(R) -a base de sofosbuvir-, comercializado por Gilead en EEUU a 84.000 dólares para un tratamiento estándar de la hepatitis C de 12 semanas (1.000 dólares la pastilla) por persona.
De las enseñanzas de estos dos desafíos pasados debemos aprender y decidirnos a poner todo nuestro empeño. La salud de las personas primero. ¡Ahora o nunca!