El FMI alerta de una desaceleración económica "en el 90 % de los países"
Su directora gerente, Kristalina Georgieva, alerta del riesgo de las guerras comerciales. El futuro lo ve en tonos grises casi negros.
Se le llama llegar pisando fuerte. Kristalina Georgieva tomó posesión de su nuevo cargo como directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) hace 15 días. Y, en su primer discurso al frente de la organización multilateral, ya ha soltado la bomba: el 90% del mundo está en desaceleración.
Ralentización del crecimiento que, en palabras de Georgieva, suenan aún peor: estamos ante una “desaceleración sincronizada” provocada por las disputas comerciales —la guerra comercial entre Washington y Pekín como factor fundamental—, las tensiones geopolíticas y el posible impacto del Brexit sobre los mercados internacionales. Sólo las guerras comerciales pueden tener un impacto acumulado en la economía mundial de 637.000 millones de euros en 2020.
“Hemos hablado en el pasado sobre los peligros de las disputas comerciales. Ahora, vemos que en realidad están pasando factura”, ha sentenciado.
La economista búlgara, que sucede en el cargo a Christine Lagarde —que a su vez será la presidenta del Banco Central Europeo—, no ha escatimado esfuerzos en detallar el grado de la enfermedad. A su juicio, esta desaceleración generalizada “significa que el crecimiento de este año caerá a su ritmo más bajo desde el comienzo de la década”.
De hecho, la directora del FMI considera que, aun cuando el crecimiento repunte en 2020, las grietas actuales podrían provocar cambios que duren toda una generación, incluyendo la rotura de cadenas de suministro, la compartimentación de sectores comerciales y un “muro de Berlín digital” que fuerce a los países a elegir entre sistemas tecnológicos.
En una semana, peores datos
Georgieva ha dado el primer aviso. Y dentro de una semana puede llegar el segundo, cuando se celebre la Asamblea Anual conjunta del FMI y el Banco Mundial (BM). Está previsto que ambas instituciones presenten, ante los principales ministros de economía y banqueros centrales de todo el mundo, sus proyecciones económicas. Y no van a ser buenas.
Georgieva ha adelantado que las nuevas perspectivas serán “a la baja” respecto a las que ya se presentaron el pasado julio en Chile, cuando el organismo ya redujo en una décima sus previsiones de crecimiento global para 2019, hasta el 3,2%. En 2020 será del 3,5%.
La economía está afectada —“se está ablandando”, ha dicho— por casi todos los lados, fundamentalmente en lo que se entiende como economías avanzadas, como EEUU, Japón y, especialmente, la zona euro. En otros mercados emergentes, como India y Brasil, la desaceleración es “aún más” pronunciada este año.
Respecto a China, una de las mayores economías del mundo, seguirá creciendo, aunque a un ritmo menor: “Está bajando gradualmente del rápido ritmo que vio durante muchos años”, ha detallado para añadir que “la precaria perspectiva presenta desafíos para los países que ya enfrentan dificultades, incluyendo algunos de los países del programa del fondo”, como Argentina.
En el otro lado de la moneda, desde el FMI se celebra que cerca de 40 mercados emergentes y economías en desarrollo, incluyendo 19 en África subsahariana, “tendrán tasas de crecimiento del PIB real superiores al 5%”. “Representan una parte relativamente de la economía global”, ha justificado.
Ante tan pesimista panorama, el FMI se aferra a las recetas de siempre: necesidad de acometer reformas estructurales que permitan incrementar la productividad. “La pérdida de puestos de trabajo derivada de la automatización y de los cambios demográficos requiere que los países reformen la estructura de sus economías”, ha señalado la búlgara, para quien si no se actúa ahora, muchos países se verán estancados en un “crecimiento mediocre”.