El cáncer infantil: rompiendo el estancamiento
15 de febrero: Día Internacional del Niño con Cáncer
A finales de la década de los años cuarenta el Dr. Sidney Farber y su laboratorio dieron dos visionarios pasos en el tratamiento del cáncer. En primer lugar, tras años de exhaustiva investigación y trabajo fueron los primeros en tratar con éxito un caso de leucemia infantil gracias a la aminopterina, el primer fármaco de quimioterapia usado para tratar el cáncer. En segundo lugar, fueron los primeros en abrir un instituto específicamente dedicado al tratamiento del cáncer infantil. En una época en la que ni siquiera se conocía la estructura del ADN (descrita por Rosalynd Franklin, Watson y Crick en 1956), algunos precursores ya eran conscientes de que el cáncer infantil presenta diferencias fundamentales con respecto al cáncer adulto.
Para empezar, en una gran mayoría de los casos, la causa del cáncer en las personas adultas suele estar relacionada con el envejecimiento. Las células de los órganos van acumulando alteraciones en su material genético a lo largo de toda la vida y en algunos casos esas alteraciones pueden llevar a un grupo de células a dejar de respetar las directrices del cuerpo y dividirse y multiplicarse sin restricción alguna. Pero en el caso de los niños nos encontramos ante un escenario completamente distinto. Los tumores infantiles suelen aparecer en tejidos que se encuentran en crecimiento y las células no han tenido tiempo de acumular tantas alteraciones. Esto tiene consecuencias importantes, en primer lugar porque es muy difícil diseñar una estrategia de prevención o de diagnóstico precoz. Pero sobre todo afecta al diseño de terapias efectivas contra los casos más difíciles que no responden a terapias convencionales.
Cuando pensamos en posibles tratamientos hay que tener en cuenta que el cáncer infantil no suele aparecer en el mismo tipo de células que en una persona madura. Pongamos el ejemplo de los tumores sólidos: Si nos imaginamos los órganos de nuestro cuerpo como edificios en constante construcción y mantenimiento, muchos tumores se suelen originar en las células que componen los techos, suelos y paredes exteriores, las llamadas células epiteliales. En el caso de los niños, sin embargo, la mayoría de los tumores sólidos aparecen en lo que serían los andamios, paredes interiores, pilares... por lo tanto, las células diana de los tratamientos son diferentes que en una persona madura, y esto es algo que debe tenerse en cuenta a la hora de diseñar las terapias.
Por otro lado, cuando hablamos de cáncer infantil no nos estamos refiriendo a un solo tipo de enfermedad. Los tumores infantiles son especialmente diversos, lo que dificulta la búsqueda de tratamientos efectivos de manera general. Esto hace que, especialmente en niños, se deba tender a la búsqueda de terapias personalizadas y dirigidas. Sin embargo, los tratamientos para el cáncer infantil han permanecido bastante estancados durante casi 30 años, y en gran medida se han tratado de modificaciones de los tratamientos convencionales que se proporcionaría a una persona adulta.
La búsqueda de terapias efectivas para el cáncer infantil requiere una estrategia bien planeada y organizada. Una primera pista del camino a seguir la señalaron pioneros como Farber en 1947 o Donald Pinkel en 1962, con la fundación de los primeros institutos multidisciplinares dedicados exclusivamente al tratamiento del cáncer pediátrico. Se necesitan Unidades especializadas en los hospitales públicos, en las que se coordine el tratamiento de los pacientes con la incorporación de los últimos avances de los laboratorios a través de ensayos clínicos. Sólo de esta manera se podrá desarrollar de manera rápida y eficaz nuevos tratamientos para los casos más complicados y, lo que es más importante, garantizar el acceso público a ellos mediante ensayos clínicos desarrollados en nuestros hospitales.
Poco a poco esta filosofía empieza a calar en nuestro país; un ejemplo de ello es la próxima inauguración en el Hospital Universitario de la Paz de la Unidad de Terapias Avanzadas en Cáncer Infantil, financiada por la Fundación CRIS contra el cáncer. En ella se combinarán las terapias convencionales con la aplicación de las terapias celulares más innovadoras y los últimos avances en medicina personalizada, con el objetivo de tratar de manera eficaz los casos más difíciles.
El cáncer en niños no es algo que se pueda afrontar de manera aislada y dispersa. Se trata de un reto complicado y que presenta unas características únicas que lo diferencian del cáncer en personas adultas. Por lo tanto se requieren esfuerzos globales, multidisciplinares, que aúnen los esfuerzos de médicos y científicos, que permitan la inmediata aplicación en la clínica de los últimos avances de los laboratorios. Solamente mediante la investigación coordinada y colaborativa podremos derrotar de manera definitiva al cáncer infantil.