La fórmula para conseguir agua en esta aldea de casas bajas que España planea copiar para acabar con la desertificación
El agua decantada sin arsénico y las aguas grises resultantes del tratamiento residual son una gran oportunidad sin explotar en la lucha contra la sequía.
Según la CLD (Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación), las zonas susceptibles de sufrir desertificación son las áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, es decir, aquellas zonas en las que la proporción entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial está comprendida entre 0,05 y 0,65.
La evapotranspiración potencial es la cantidad de agua devuelta a la atmósfera en estado de vapor por un suelo que tenga la superficie completamente cubierta de vegetación y en el supuesto de no existir limitación en el suministro de agua (por lluvia o riego), para obtener un crecimiento vegetal óptimo. Expresa la demanda de agua por la atmósfera y las plantas en un lugar determinado.
De acuerdo a esta definición, amplias zonas de nuestra geografía se encuentran potencialmente afectadas por el proceso. De hecho, más de dos terceras partes del territorio español pertenecen a las categorías de áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas.
En Hungría, mientras, han descubierto que el agua decantada sin arsénico y las aguas grises resultantes del tratamiento residual son una gran oportunidad sin explotar en la lucha contra la sequía, como lo demuestra el ejemplo de un pequeño pueblo de este país.
En Ruzsa, provincia de Csongrád-Csanád, llevan años experimentando con métodos alternativos de retención de agua. "Nuestra tarea es casi como la de Moisés: hacer agua de la nada", bromea Iván Balla, director de la empresa de gestión del agua Tisza-Maroszögi, a valaszonline.hu.
Para comprender este nuevo "sistema", hay que remontarse a los años 1960 y 1970: en aquella época, cuando todavía llovía de forma abundante en este pueblo, se construyó la red de drenaje local y la infraestructura pública de abastecimiento de agua. El primero permitió abastecer más rápidamente las zonas agrícolas y el segundo proporcionar un buen drenaje, de modo que incluso en los jardines pequeños no se pudieran formar grandes charcos después de la lluvia.
Ante la nueva situación fruto del cambio climático, este pueblo ha cambiado su proceso de gestión del agua. En lugar de drenar, había que retener. ¿Y cómo se empieza a recoger? En cualquier lugar donde se almanece agua en el tejado o haya un alcantarillado, o donde se pueda colocar un contenedor de recogida. De esta manera, este agua residual se aprovecha de nuevo para múltiples funciones.
La población también tiene acceso a agua libre de arsénico de los ríos y lagos cercanos al municipio. Sólo en Ruzsa esto significa entre 20 y 25 m³ de "aguas grises" al día, que son perfectamente aprovechables para el cultivo o para limpieza, aunque no para su consumo. Evidentemente esto no solucionará la sequía que sufren los vecino de Ruzsa, pero en total han logrado aprovechar 200 m³/día de aguas residuales y decantada. Y eso, para este pequeño pueblecito, ha supuesto todo un logro.