De Miss Inglaterra a doctora en el equipo de Oxford contra la Covid
Carina Tyrrell, de 31 años, forma parte del equipo que ha logrado una vacuna contra el coronavirus, tras haber sido cuarta en Miss Mundo hace siete años.
2014. Pregunta típica a una concursante en Miss Mundo: ”¿cuáles son sus sueños?”. Respuesta: “Pues quiero combatir las enfermedades y que todas las personas del mundo tengan tratamiento para sus dolencias, da igual dónde vivan, su nacionalidad, su piel, su dinero”. Podría ser una réplica de esas de quedar bien, pero en el caso de Carina Tyrrell no sólo era un deseo buenista, sino un anhelo profesional. La entonces Miss Inglaterra, que quedó cuarta además entre las guapas del mundo, es hoy doctora, miembro del equipo que ha logrado una vacuna contra el coronavirus en la Universidad de Oxford y una de las mentes jóvenes más brillantes de Reino Unido.
El caso de esta médica de 31 años da una patada a todos los simplistas tópicos de que las guapas de listas no tienen un pelo. “Las mujeres no debemos ser estereotipadas, no hay nada extraordinario o anormal en interesarse al mismo tiempo por las partículas nucleares, las pandemias, divertirse, la ropa, los concursos de belleza y cómo sienta un bañador”, señala en una entrevista a The Daily Mail.
Su historia es la de una mujer que, desde pequeña, quería aportar soluciones globales a este planeta con tantos problemas. De casta le viene al galgo: su madre trabaja en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su padre es un destacado físico que trabajó en la construcción del Gran Colisionador de Hadrones, el mayor acelerador de partículas del mundo ubicado en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN).
Por el trabajo de sus progenitores, nació en Ginebra y allí estudió hasta el Bachillerato. De su tiempo en Suiza atesora su francés excelente y su pasión por el esquí; es hasta monitora de este deporte. Regresó a Reino Unido para estudiar Medicina en Cambridge, donde se tituló con las mejores notas. En el último año de carrera, que se ve que tenía tiempo y se aburría, vio un anuncio sobre el concurso de belleza de su zona y se apuntó, por divertirse. Acabó siendo coronada y compitiendo a nivel global, para sorpresa de sus amigos y miedo de sus padres.
“No es ninguna contradicción -afirma-. Lo de la tiara y el bastón es obviamente una tontería, pero mostrarse en bikini es divertido, una exhibición de feminidad y una prueba de seguridad en el cuerpo que uno tiene y de confianza en sí mismo”.
Aunque confiesa que se lo pasó en grande, volvió a la senda de los estudios, se especializó en Salud Pública y Medicina Global y con esos títulos ha viajado por el mundo, como cooperante, levantando proyectos en India o Ghana. Ahora está en Oxford, estudiando los tests con las distintas vacunas y decidiendo cuáles merecen recibir financiación. Entre ellas, la de la Covid-19 con AstraZeneca. Lidera también la redacción de un documento sobre políticas públicas para enfrentar la pandemia, que se publicará en el British Medical Journal.
Sostiene que antes tuvo que explicar en muchas ocasiones por qué quería ser miss, siendo una chica lista, y que en los últimos años también tenía que explicar mucho que es esto de las pandemias. Ahora, lamenta, todos lo hemos aprendido de golpe. Ella misma ha perdido a uno de sus tíos por la enfermedad. Pero tiene esperanza: afirma que aunque hay “luz al final del túnel” gracias a la vacunación, llevará “algún tiempo” volver a la normalidad. “Animo a todo el mundo a aceptar la vacuna cuando se la ofrezcan”, dice.
Un aviso de una doctora que es la esperanza coronada de su país.