El plan de recuperación del PP se desploma
Las revelaciones de Gürtel, los giros en la estrategia catalana y la entrevista a Rajoy marcan una semana negra para los populares
"Tenemos que dar la batalla". Esta es la frase que repite constantemente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los suyos en los últimos días. El partido está desanimado después de los resultados del 21-D y las últimas encuestas aupando a Ciudadanos. La larga crisis catalana hace mella en todos y, además, el año que viene se celebran elecciones europeas, autonómicas y municipales.
Rajoy quería coger impulso en estos últimos días de enero, marcar el camino para ese "rearme programático" que ha prometido de cara a la gran convención en marzo del partido. Pero lejos de eso, en la última semana no deja de acumular malas noticias, meteduras de pata y errores a la vista de todos.
Muchos en el partido daban por amortizada ya la corrupción y, de repente, vuelve a ser su gran fantasma y quebradero de cabeza. La rama valenciana de Gürtel se ha convertido en una auténtica bomba de relojería. Delante del juez y retransmitido en directo para toda España, Francisco Correa, 'El Bigotes', Pablo Crespo y Ricardo Costa han tirado de la manta. No es una cosa de unos meros buscavidas: sus versiones acusan al expresidente de la Generalitat Francisco Camps de crear el sistema de financiación irregular del PP levantino en el que los empresarios pagaban trabajos del partido y eran favorecidos con contratos en la administración.
Rajoy y los suyos están intentado minimizarlo, decir que era algo de unos pocos, que no tiene nada que ver con el PP nacional y que se trata de una estrategia de defensa. Pero la bola puede seguir creciendo y tocar directamente, ya que ahora la Fiscalía Anticorrupción estudiará al final de las declaraciones de acusados y testigos si investiga al expresident valenciano en esta pieza.
Todo este tema de la corrupción supone un punto en contra de los populares frente a sus rivales por el voto de Ciudadanos, que se presenta con una marca limpia. No solo Gürtel, los de Rivera también están apuntando directamente a la situación de la senadora del PP Pilar Barreiro (de la que piden su dimisión por su relación con Púnica) y pinchando en la Comunidad de Madrid con la citación en la comisión de investigación sobre Lezo a la presidenta autonómica, Cristina Cifuentes.
Un cargo autonómico autonómico del PP reconoce a El HuffPost la dificultad que conlleva todo esto para hacer campaña de cara a esos comicios y dice indignado que ahora se tienen que "dejar la piel día a día" en sus territorios para demostrar que el "PP no es eso" y que "miles de cargos y afiliados para trabajar de forma altruista y defender sus principios".
EL GIRO IMPROVISADO SOBRE LA INVESTIDURA
Sobre la mesa del presidente, el gran problema es Cataluña. Y tiene nombre y apellidos: Carles Puigdemont. El Ejecutivo no se cansa de repetir que no va a ser president y que se vigilará hasta la extenuación para que no entre a España ni por el maletero de un coche sin ser detenido. Por lo tanto, la imagen del candidato de Junts per Catalunya accediendo al Parlament en la sesión de investidura del próximo martes sería un fracaso absoluto del Gobierno.
Por un lado, la presión de seguridad la tiene el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, un político cuestionado fuera y dentro también de su partido (últimamente por el tema de las nevadas en la AP-6). Y especialmente recae la tensión sobre los hombros de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, capitana de la Brigada Arazandi encargada de frenar a Puigdemont.
La seguridad que quiere transmitir el Gobierno se ha tambaleado con su giro de estrategia respecto a la investidura. El presidente Rajoy decía el miércoles en una entrevista en Onda Cero que se recurriría cuando hubiera un acto administrativo.
Veinticuatro horas después Sáenz de Santamaría anunciaba un recurso ante el Constitucional. La idea es frenar, vía TC, que se celebre esa sesión plenaria en la que podría aparecer Puigdemont.
Lo que no se esperaba el Gobierno es que el Consejo de Estado emitiría un informe que discrepa de Moncloa al no ver fundamentos para impugnar de manera preventiva la candidatura de Puigdemont, cuando todavía no se sabe si se presentará o no. A pesar de eso, el Ejecutivo sigue con sus planes, que serán utilizados por otros partidos y en Cataluña para criticarles que desoigan a los grandes consultores jurídicos.
Este cambio de estrategia es para frenar en seco el posible intento de Puigdemont. Si el TC admite a trámite el recurso, se paralizará la sesión del próximo martes. Esto podría llevar a un nuevo escenario, en el que ERC, revela Esthera Palomera en El HuffPost, podría iniciar a través del presidente, Roger Torrent, una nueva ronda de contactos y que fuera investida otra persona.
DE CANDIDATURAS Y BRECHAS SALARIALES
Todo esto sucede en mitad de un PP muy revuelto, en el que sigue latente en las conversaciones internas la sucesión de Rajoy. El presidente quiso despejar ese balón en la entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero y dijo que se plantea volver a presentarse en las próximas elecciones generales. Su sueño: superar a José María Aznar en mandatos en La Moncloa.
En este intento de recuperación de imagen se enmarca esa entrevista del presidente, al que los medios le gustan muy poco. El también líder popular se metió precisamente en varios charcos durante su intervención que no le han ayudado precisamente a tomar impulso.
Además de sus lapsus como "república catalana", en los grupos de la oposición han escocido algunas de sus palabras. Especialmente ha recibido duras críticas por su respuesta cuando le preguntaron si debían cobrar igual hombres y mujeres por el mismo trabajo: "No nos metamos en eso. Demos pasos en la buena dirección, que es como normalmente se resuelven mejor los problemas".
Su plan para recuperar terreno político hace aguas.