Los estudiantes, en la calle: "Ahora mismo no puedo pensar en un futuro"
"No sabemos qué va a ser de nosotros y de nuestro futuro". Es el pensamiento que verbalizan casi todos los estudiantes madrileños que han salido a la calle este jueves para rechazar el decreto 3+2 y la LOMCE en una de las manifestaciones que ha habido por todo el país. La protesta ha transcurrido sin incidentes y la huelga ha tenido un seguimiento del 85%, según los convocantes. Aunque fuentes del Ministerio de Educación han señalado a Efe que la repercusión del segundo día de huelga ha sido "muy escasa".
"Vendo ganas de estudiar para pagar matrícula", rezaban algunas pancartas. "Si somos el futuro, ¿por qué nos dan por culo?"; "No al 3+2"; "¿qué pasa? ¿qué pasa? ¡Que nos suben las tasas!"; "¡Menos corrupción y más educación", eran alguno de los eslóganes que gritaban los estudiantes contra el decreto 3+2, que encarece los estudios; y contra la LOMCE o Ley Wert, que establece reválidas al final de cada etapa educativa, entre otras medidas.
A pesar de que la indignación se palpaba en el ambiente, la concentración no ha sido tan multitudinaria como en otras ocasiones. Abundaban las banderas republicanas y algunas pancartas hacían también alusión a los refugiados (Refugees Welcome). "Puede ser que la gente piense que manifestarse sin Gobierno es una tontería", dice Raúl, estudiante de mecánica, a El Huffington Post, "pero no se puede permitir esta situación. Por eso estamos aquí".
Raúl y Juanma en la concentración en Madrid
"AHORA MISMO NO PUEDO PENSAR EN UN FUTURO"
Los estudiantes de instituto están a la espera de saber qué va a ser de su futuro y entre ellos crece la incertidumbre. Tienen la selectividad a la vuelta de la esquina y unas tasas universitarias por delante que muchos no pueden afrontar. Uno de los eslóganes que más se oía por toda la concentración era "¡los hijos del obrero, a la universidad". "Por eso nos manifestamos, porque no sabemos si podremos ir a la universidad y si no salimos a la calle nosotros, no va a salir nadie", explicaba Alba, estudiante de Bachillerato de Humanidades, que ha venido desde Rivas específicamente a la manifestación con su camiseta verde en la que se lee "Educación pública y de calidad".
Vanessa, de 17 años, también está en Bachillerato y quiere estudiar Cine o Audiovisuales. "Ahora mismo no puedo pensar en un futuro, con las tasas que me esperan en la universidad tendría que pagarla muy poco a poco y tardaría muchos años en sacarme la carrera. Acabaría con 30 años y ninguna experiencia. ¿Crees que me cogerían así en algún trabajo?", decía riéndose, "por no llorar". Lo mismo piensan los chicos que tiene a su lado: Carla, con intención de estudiar Políticas y Economía, Arantxa, que quiere ser bióloga y Alex, cuyo futuro será el diseño de videojuegos. "Es una ley que se ha aprobado sin consenso en el Congreso. Estamos en Bachillerato y con 18 años aún no sabemos qué van a hacer con nosotros", señalan.
Junto a las pancartas de educación, se podían ver otras como las de los afectados por el ERE de Coca Cola en la planta de Fuenlabrada. "Venimos porque los estudiantes siempre han salido con nosotros en nuestras luchas, nos toca ser solidarios", explicaba uno de los ex trabajadores de la multinacional. "Se me pone la piel de gallina al ver que los jóvenes salen a la calle por la educación y la sanidad. ¡Obreros y estudiantes, unidos y adelante!", gritaba otro por un megáfono.
Trabajadores afectados por el ERE de Coca Cola apoyando a los estudiantes en Madrid
ALGUNOS MAYORES LOS APOYAN
Varias personas mayores se unían a la manifestación apoyando a los estudiantes. A la altura de Antón Martín estaba Encarna aplaudiendo con energía. Ronda los 70 años y le brillaban los ojos al ver a tantos chavales saliendo a la calle por su futuro: "Me encanta. Cuando yo era joven si hacías esto ibas a la cárcel". A su lado, una señora contaba el miedo que tenía ella cuando salía a manifestarse hace décadas. "El único miedo que deben tener estos chicos es que les quiten su futuro", le responde Encarna. Y se despide al grito de "¡el futuro es vuestro, a por él!".
Encarna, viendo pasar a los estudiantes
A unos metros de Encarna, un grupo de futuros arquitectos llevaban cascos verdes y una pancarta en la que se podía leer "construyendo la universidad pública". Su carrera cuesta alrededor de 1600 euros por año (son cuatro años de grado) y deben hacer un máster obligatorio para colegiarse, cuyo coste es de 2500 euros. "Ese máster no es para especializarse, simplemente te da las competencias básicas para ser arquitecto", señalaba una de las estudiantes.
Estudiantes de arquitectura en la manifestación
DIVISIÓN EN LAS PROTESTAS
Una vez que el Sindicato de Estudiantes avisaba de que la concentración había concluido, prensa y manifestantes comenzaban a dispersarse. Pero por la calle Carretas, otro bloque de estudiantes de tamaño parecido al primero llegaba a la Puerta del Sol. Es el Frente Estudiantil, un sindicato creado hace pocos meses que critica la organización del tradicional Sindicato de Estudiantes. El portavoz, Pedro Sánchez, ha explicado a El Huffington Post que las dos manifestaciones se han dividido y que "el Sindicato de Estudiantes ha pedido que vayamos detrás". "Somos dos proyectos diferentes", ha señalado, "además, ellos tienen la atención de todos los medios de comunicación aunque nosotros ya estamos creciendo por otras ciudades".
Pedro Sánchez, portavoz del Frente Estudiantil
Desde el Sindicato de Estudiantes, quitan importancia a estas divisiones: "Lo relevante es que ha habido un seguimiento masivo. Sé que un grupo ha intentado dividir la manifestación y poner a la gente detrás de su pancarta, pero lo considero una anécdota más", ha dicho Ana García, portavoz de la organización. El Sindicato de Estudiantes celebró un referéndum contra el 3+2 en marzo del 2015 con miles de votos en contra entregados al Gobierno. Pero aún no han tenido respuesta. "Hemos visto una continuación de la política del PP, que quiere aplicar estas medidas a toda costa, a pesar de que todos los estudiantes nos oponemos", explicaba García.
Ana García, portavoz del Sindicato de Estudiantes
Carlos, estudiante de INEF que paga 1800 euros por una matrÍcula que hace cinco años costaba 800, hacía una reflexión final: "Yo tengo la suerte de que mis padres pueden pagarme los estudios, pero no tengo ingresos ni tiempo para trabajar. Las becas son poquísimas y estar toda la vida estudiando para ganar 600 euros al mes no motiva a nadie. ¡Que salgan los políticos y empresarios a escucharnos! La impresión que nos llevamos es que da igual que estudies o que te esfuerces. En la sociedad que tenemos ahora el conocimiento no tiene ningún valor".