Óscar Puente, próximo alcalde socialista de Valladolid: "Lo de Fachadolid ya es parte del pasado"
Valladolid se convirtió en un símbolo de las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. El PP, que gobernaba en la ciudad desde hace casi 20 años con el polémico Francisco Javier León de la Riva al frente, perdió su mayoría absoluta, establecida en 15 concejales. Los 'populares' consiguieron 12; el PSOE, 8; 'Valladolid toma la palabra' (formado por IU, Equo y movimientos sociales), 4; 'Sí se puede' (integrado por Podemos y Ganemos), 3; y Ciudadanos, 2.
A los pocos días, el PSOE, 'Valladolid toma la palabra' y 'Sí se puede' llegaban a un acuerdo para desalojar a los conservadores de la Alcaldía y permitir que Óscar Puente, el candidato socialista con fama de "no tener tirón" en la capital, fuera investido alcalde.
Atrás quedan dos décadas de un Gobierno municipal plagado de polémicas protagonizadas por De la Riva, cuyos "excesos verbales", como él los definió, le hicieron merecer mala fama nacional. Además, el regidor 'popular' ha sido ahora condenado por un delito de desobediencia, lo que supone su inhabilitación inmediata para ocupar cargo público de regidor o de concejal.
La nueva etapa en la ciudad lleva ya el rostro de Óscar Puente, un abogado de 46 años que encabeza la oposición a De la Riva desde 2008. Los vallisoletanos acostumbran a ver a su próximo alcalde usar la bicicleta para moverse por la ciudad y a utilizar muy activamente Twitter, donde interactúa constantemente con otros usuarios. Un perfil en las antípodas de De la Riva.
¿Cómo van las reuniones con los otros grupos de izquierda? ¿Se ve ya alcalde?
Van bien. El acuerdo de investidura se cerró ya hace una semana con el compromiso público de los dos grupos. Ahora estamos conversando sobre propuestas programáticas y ya tenemos un trabajo bastante sólido hecho. La parte importante que queda por determinar es la entrada o no en el Gobierno de ‘Valladolid toma la palabra’ porque ‘Sí se puede’ ha decidido no entrar y se limitará a apoyar mi investidura.
Usted preferiría que las otras dos formaciones entraran en su Gobierno. ¿Por qué?
Es importante que haya corresponsabilidad y, si hay una idea compartida en torno a la propuesta programática como creo que la hay, lo lógico es que hubiera también una corresponsabilidad a la hora de llevar a cabo esa idea de ciudad que tenemos. Pero también tengo que respetar que haya fuerzas políticas que prefieran no entrar. Entiendo que hay cierta desconfianza de partida y veremos cómo el tiempo puede limarla.
¿A qué se debe esa desconfianza?
‘Sí se puede’ es la marca de Podemos en Valladolid y las relaciones hasta ahora del PSOE y de Podemos no han sido todo lo buenas que deberían. Prescindiendo del pasado y del recelo, en el ámbito local los planteamientos son bastante similares y creo que vamos a ir a una forma de gobernar que va a permitir que todo el mundo se sienta identificado con ella.
Usted mismo, en Twitter, ha sido muy crítico con Podemos hasta hace unos meses. Ahora será alcalde con su apoyo. ¿Qué ha cambiado?
Los últimos tuits beligerantes creo que son de enero. A partir de febrero creo que se han ido modulando los mensajes de una formación política y de otra. Igual que nosotros hemos adoptado quizá una posición muy defensiva con este fenómeno de partida y lo hemos ido modulando, ellos han ido abandonando esa idea de que el PP y el PSOE son lo mismo. Si lo fuéramos, no estarían contemplando la posibilidad de apoyar a un candidato socialista para que no gobierne uno del PP. Es evidente que entre Javier León de la Riva y Óscar Puente hay unas diferencias muy considerables.
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¿Qué diferencias hay entre usted y De la Riva?
Una concepción distinta de la política. Él había llegado a un sentido patrimonialista del cargo, identificando a la institución y a la ciudad con su propia persona. El Ayuntamiento es de la ciudadanía y no de quien lo ocupa. Ha faltado compromiso con la transparencia y en gestión venimos de una etapa en que se ha cuidado mucho a la ciudad y muy poquito a la ciudadanía. Tenemos una ciudad con muy buenos bordillos, muy buenas aceras, pero con mucha gente desatendida. Esas diferencias en la forma y en el fondo son muy evidentes. No imagino a De la Riva, como lo estoy haciendo yo, grabando y difundiendo todas las reuniones que estamos teniendo.
¿Qué va a cambiar en la ciudad?
Muchas cosas. Va a haber un Ayuntamiento completamente abierto a la ciudadanía, que va a gobernar desde la amabilidad, consciente de que desde la Alcaldía no se está por encima de los vecinos, sino a su nivel y hombro con hombro.
¿Cuál va a ser su primera medida?
Suprimir la tasa de basuras e intentar abrir algún comedor escolar este verano. Vamos con un problema de plazos y contrataciones, pero vamos a intentarlo.
Usted será alcalde, pero con 8 concejales, los peores resultados del PSOE en la ciudad. ¿Eso le deja en una posición débil?
¿Dónde ha habido resultados buenos? Salvo honrosas excepciones como mi amigo el alcalde de Vigo, los resultados han sido muy ajustados porque hablamos de cinco fuerzas políticas como mínimo en casi todos los Ayuntamientos. El PSOE en Valladolid ha perdido un concejal, pero ha aguantado muy bien con un crecimiento espectacular de la izquierda. Y no se ha producido a costa del PSOE. El resultado, puesto en ese contexto, es bueno y hemos conseguido algo que mucha gente creía que era imposible: acabar con el mandato de Javier León de la Riva, que todo el mundo pensaba que era inexpugnable.
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¿Qué relación mantiene con De la Riva?
Ahora mismo ninguna. He tenido una relación él relativamente cordial durante los tres primeros años de este mandato, pero se ha estropeado. Ha habido un caso de corrupción, el del jefe de mantenimiento, en el que él esperaba por mi parte cierto compadreo que no ha habido. A partir de ahí la relación se ha viciado y no nos hemos entendido.
Con ese panorama, ¿teme que el traspaso de poderes vaya a ser complicado?
Lo está siendo. Salvo la concejala de Cultura, el resto del equipo de Gobierno no está manteniendo ningún tipo de diálogo con nosotros y el alcalde, ninguno. Espero que al final impere la cordura y Javier León sea consciente de la situación en la que está y asuma con normalidad el relevo, que es una consecuencia inevitable de la democracia. No pasa nada, lleva 20 años gobernando y no creo que haya que hacer un drama con 70 años que va a cumplir. Parece razonable que se ponga fin a una carrera política. Ya no estamos hablando de un señor de 40 años que acaba de empezar y ve truncada su carrera. De la Riva estaba ya en tiempo de descuento.
¿Qué es lo que más le preocupa del inicio de su mandato?
Que el actual equipo de Gobierno esté intentando cerrar cosas, contratos, a tres años vista que condicionan el modelo de la gestión de los servicios públicos. Da la impresión de que se quiere dejar atado y bien atado un modelo de concesión privada que es abiertamente contrario a lo que propone el gobierno que va a entrar. Eso me preocupa porque puede atar de pies y manos algunas decisiones que nos gustaría tomar. Pero las preocupaciones son menores que las esperanzas.
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Puente, durante una reunión con los otros grupos de izquierdas
En una entrevista reciente, De la Riva le dedicaba algunas lindezas como que usted tendría que ver Barrio Sésamo para saber que 12 concejales son más que ocho o que no sabe lo más mínimo de cómo se hacen los trámites en el Ayuntamiento. ¿Este ha sido el tono de la política en Valladolid?
Voy a poner un ejemplo: yo me rompí el talón de Aquiles del pie derecho y estuve cuatro meses en una silla de ruedas. En lugar de interesarse por mi salud, dijo que él 'a los toros cojos les mandaba al corral'. Imagínese la sensibilidad del sujeto.
Hace unos días usted protagonizó una polémica con la presidenta andaluza, Susana Díaz. Usted la invitó a “dejar trabajar a cada uno en su territorio” después de que ella criticase los acercamientos a Podemos. Y ella le respondió que es libre de opinar y que ya había hablado con usted. ¿Qué le dijo?
Que en ningún caso había cuestionado la estrategia que seguíamos en Valladolid, que entendía perfectamente que aquí teníamos una situación determinada con Javier León de la Riva y que comprendía que adoptáramos esas decisiones. Que ella hacía una reflexión de carácter general. Yo la entendía perfectamente, es una persona con la que tengo buena relación, pero también le expuse mi criterio: cuando se hacen determinadas declaraciones con carácter general, aunque no se quiera, se está poniendo en entredicho la estrategia que siguen algunos territorios. Por tanto, creo que cada uno debe limitarse a tomar las decisiones que le correspondan en su territorio y, si hay alguien que debe marcar alguna línea maestra, debe ser la Ejecutiva Federal y no nadie desde ningún territorio. Eso no le resta la posibilidad de opinar, pero tiene que entender que otros también opinemos.
¿Los vallisoletanos le seguirán viendo en bici por la calle?
Por supuesto. Pero eso no es postureo, es una convicción de que estamos ante un medio de transporte rápido, limpio, sano y económico. No quiero cambiarla por el coche oficial para que no nos pase como a otros, que se subieron al coche oficial y se olvidaron de que eran personas de carne y hueso, de que tenían que estar al pie de la calle, junto a los vecinos. Así conservaré la perspectiva que tengo como ciudadano normal y corriente, que es lo que soy, por mucho que durante un tiempo me vaya a encargar de intentar gestionar los intereses de la ciudad.
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Puente celebra el resultado electoral
“Soy partidario de que el alcalde y los concejales tengan un sueldo acorde con la responsabilidad que tienen”, ha dicho. Y ha rechazado ponerse un sueldo de 1.935 euros al mes. ¿Cuánto debe cobrar?
Los sueldos deben ser dignos, pero no debe ser su única cualidad. Evidentemente, 1.900 euros es un sueldo digno. Pero, además, un sueldo debe ser acorde con la responsabilidad, con la dedicación y con la cualificación que cada puesto requiere. Tengo muy claro que un alcalde de una ciudad como Valladolid, con más de 300.000 habitantes, que no tiene fines de semana, que tiene a 3.000 y pico personas a su cargo… Es razonable que tenga un sueldo acorde con esa responsabilidad. ¿Cuánto? No lo sé. Primero hay que aterrizar y ver lo que estaba cobrando realmente el actual alcalde.
¿Teme defraudar las altas expectativas que se han generado en torno al nuevo Gobierno de la ciudad?
Las expectativas son altísimas. Uno va por la calle y la ilusión es absolutamente desbordante. Que en un momento como este, de tanto escepticismo con la política, veas tantísima ilusión en la gente… eso te llena de responsabilidad. Y claro que hay miedo a defraudar, pero estoy convencido de que si somos capaces de hacer una parte importante de los que hemos comprometido, se van a sumar a esa ilusión incluso personas que ahora están en el escepticismo. Ese es el reto.
La fama de la ciudad es la de ser 'Fachadolid'. ¿Cambiará ahora esa imagen?
Eso ya forma parte del pasado porque ahora mismo ha habido un voto de izquierdas netamente superior al del PP e incluso a su suma con Ciudadanos. Valladolid se ha manifestado ahora mismo como claramente de izquierdas y ha dicho que quiere ser algo distinto a aquello en lo que se le ha encasillado durante mucho tiempo.