Cinco razones a favor y cinco en contra de publicar viñetas de Mahoma
En un Estado de derecho, los únicos límites a la libertad de expresión son la calumnia, la injuria, la apología del terrorismo o la provocación al odio. No siempre está claro qué es una cosa u otra y dónde está la raya, y hay mucho espacio para las interpretaciones subjetivas.
Las caricaturas de Mahoma que ha publicado pese a las amenazas recibidas en los últimos años el semanario francés satírico Charlie Hebdo se han convertido en un símbolo de la libertad de expresión frente al fanatismo religioso, especialmente desde el atentado en la sede de la revista en el que dos terroristas yihadistas mataron a 12 personas e hirieron a 11 el pasado 7 de enero. En solidaridad, como homenaje a las víctimas y reivindicación de la libertad de prensa, son muchos los medios de comunicación que se han aprestado a publicarlas en los últimos días o a crear las suyas propias, y este miércoles reprodujeron la portada o páginas interiores del número especial editado por los supervivientes.
Otros muchos medios han decidido no publicarlas, sin embargo. Este artículo de Euronews da un repaso por países y este otro de Le Monde explica que la prensa estadounidense, incluido The New York Times, ha preferido describir pero no publicar la portada del último número de Charlie Hebdo, con una viñeta de Mahoma, por considerarla "ofensiva".
Quienes no manejan certezas absolutas han pasado seguramente mucho tiempo pensando sobre la pertinencia de hacerlo o no. También habrá habido acaloradas discusiones como la que tuvieron por email en la redacción de la cadena de televisión árabe Al Jazeera, cuyo contenido se filtró. De un lado, la defensa de la libertad de expresión, la no autocensura, los valores de la democracia, la laicidad y el derecho a la sátira. De otro, el respeto que reclama una comunidad religiosa que se siente ofendida, una parte de la ciudadanía que se considera agredida en sus creencias, y que exige respeto y límites a la ironía.
Hasta el conocido dibujante y cronista gráfico Joe Sacco, se pregunta en una viñeta publicada en The Guardian sobre los límites o las funciones de la sátira. Y no tiene una respuesta clara.
Y mientras tanto, este miércoles, cuando se publicó una edición especial de Charlie Hebdo de tres millones de ejemplares que ya se ha agotado en Francia, se sucedieron las amenazas que llegan desde el mundo árabe: la oposición en Jordania ha pedido al semanal que se disculpe por lo que considera un "ataque deliberado" al profeta Mahoma, cuatro librerías de Bruselas han recibido amenazas si distribuían la revista, en Turquía un tribunal ha ordenado bloquear las webs que reproduzcan las viñetas, y se han elevado voces de condena desde Irán y Qatar, por ejemplo.
Aquí recogemos cinco razones a favor y cinco en contra de publicar y reproducir las viñetas:
1. LAS VIÑETAS TIENEN UNA MISIÓN: HACERNOS MÁS LIBRES
El Roto, viñetista de El País, ha prometido, en un homenaje a las víctimas de París celebrado en la sede del diario, "intentar trabajar con la misma valentía y libertad con que ellos [sus colegas de Charlie Hebdo] lo hicieron, intentando que nuestro trabajo sea útil". En el caso de las viñetas, el dibujante cree que estas "deben clarificar, reforzar algunas líneas de pensamiento, y de alguna forma, hacernos más libres".
2. LA CUESTIÓN NO ES PUBLICARLAS O NO, SINO QUE SE PUEDAN PUBLICAR
Podrán gustar más o menos, podrá decidirse publicar o no, pero la cuestión es, según Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), "que se puedan publicar", y cita a Voltaire cuando dijo: "No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defendería hasta la muerte su derecho a decirlo". "La palabra la puedes enfundar en sobriedad, o en humor, en sátira o en sarcasmo", defiende, y añade que "lo que no puede hacer quien siembra el terror es el apagón informativo, y el apagón sobre todo de la libertad, porque no es una cuestión que afecte solo al periodismo o a los medios de comunicación. Esto va mucho más allá, esto va contra la ciudadanía, contra los valores europeos".
3. ANTE LAS PRESUNTAS AGRESIONES AL HONOR ESTÁN LOS TRIBUNALES
"A unos les parecerá irrespetuoso, a otros no, siempre está la ley, que en un país democrático marca los límites y cuida a sus ciudadanos", recuerda, y ella, como presidenta de la FAPE, promete defender al máximo "la dignidad de las personas, el respeto, la privacidad". ¿Y si los ciudadanos musulmanes se sienten agredidos con la publicación? "Que acudan a los tribunales", responde, y subraya que "lo que ha pasado [los atentados] es que no se puede ni entrar a juzgar". "Ha sido un ataque a la democracia y a los valores europeos de libertad, independencia, que han costado siglos conseguir, y muchas muertes. No es baladí, no es una broma", concluye González.
4. NO SER RESPETUOSO ESTÁ PERMITIDO EN LAS DEMOCRACIAS
Malén Aznárez, como presidenta de Reporteros sin Fronteras en España (RSF), está rotundamente a favor de la libertad de prensa y su organización ha instado a todos los medios de comunicación españoles a publicar las viñetas, porque "las caricaturas, por muy brutales, y por muy mordaces y muy satíricas que sean -y las de Charlie Hebdo lo han sido toda la vida-, son una muestra clarísima de la libertad de prensa y de la libertad de expresión". "Contra la barbarie de las armas, está la libertad de expresión de los países democráticos, y las diferencias se deben solventar en los tribunales, nunca desde luego con las armas". La libertad de expresión tiene los límites que marca el derecho internacional, insiste también Aznárez: "No fomentar la violencia, no fomentar el terrorismo, no fomentar el racismo. Pero aparte de eso, el no ser respetuoso está dentro absolutamente de los límites que permiten todas las sociedades laicas y democráticas".
5. LA RELIGIÓN DEBE SER TRATADA IGUAL QUE OTRAS IDEOLOGÍAS
La presidenta de RSF defiende que "las religiones no pueden imponer sus creencias, y las sociedades democráticas tienen perfectamente diferenciadas las religiones de la política". Afirma que "la religión no tiene por qué ser tratada de manera diferente a otras ideologías", y recuerda que "puede ser cuestión de buen gusto, de mal gusto, de estar más o menos de acuerdo con determinadas caricaturas o escritos; tenemos la opción de comprarlos o no comprarlos, desde luego, pero las amenazas de muerte o las muertes no pueden ser nunca la respuesta".
1. EL LÍMITE DE LA OFENSA O EL DAÑO PERSONAL
Peridis, caricaturista de El País, después de dejar muy claro -en el mismo homenaje en el que participó El Roto- que "cuando hay un muerto sobre la mesa hay que cerrar filas", ha invitado sin embargo a debatir sobre "donde está el límite" en las caricaturas cuando pase "la oleada". "Para mí está en la ofensa que infligen en los demás", ha dicho, y ha confesado que él siempre ha procurado "no herir a la persona, sino caricaturizar lo que hace", y "no ofender". Por eso, ha recordado que en la sociedad musulmana, anicónica, es sagrado no representar a Mahoma. "No nos ceguemos en el fragor de la solidaridad y entendamos que una sociedad es algo muy complejo", ha insistido.
2. NO SOLO MOLESTA A LOS EXTREMISTAS, A MILLONES DE MODERADOS TAMBIÉN
"Defender la libertad de expresión frente a la opresión es una cosa; insistir en el derecho a ser desagradable y ofensivo sólo porque se puede es infantil. Molestar a los extremistas no es un desafío valiente cuando al hacerlo se ofende sobre todo a millones de personas moderadas también". Este es uno de los puntos del argumentario que el productor ejecutivo de Al Jazeera English, Salah-Aldeen Khadr, sugería a la redacción de la cadena de televisión árabe en la cobertura de los atentados en uno de los emails que se han filtrado.
3. EL DERECHO A OFENDER NO SE TRADUCE EN EL DEBER DE OFENDER
Mehdi Hasan, director político del HuffPost en Reino Unido, ha escrito un artículo titulado Como musulmán, estoy harto de la hipocresía de los fundamentalistas de la libertad de expresión que se ha hecho viral. Hasan afirma: "Seamos claros: estoy de acuerdo en que no hay ninguna justificación para asesinar a periodistas o viñetistas. No estoy de acuerdo con vuestra aparente visión de que el derecho a ofender no viene con las correspondientes responsabilidades; y no creo que el derecho a ofender automáticamente se traduzca en el deber de ofender".
4. PARODIAR EL RACISMO REPRODUCIENDO IMAGINERÍA RACISTA
En el mismo artículo Hasan defiende que él ni puede ni quiere ser Charlie porque "parodiar el racismo reproduciendo descaradamente imaginería racista es una táctica satírica muy dudosa". Señala, citando a Olivier Cyran, experiodista de Charlie Hebdo, que "una neurosis islamófoba se apoderó gradualmente" de la revista tras el 11-S, cuando endorsó los ataques a "miembros de una religión minoritaria sin influencia en los pasillos del poder".
5. EL CONTEXTO IMPORTA
El periodista británico se pregunta si los musulmanes tienen que tener la piel más dura que los cristianos o los judíos, y recuerda que Charlie Hebdo despidió a Maurice Sinet en 2008 por un comentario supuestamente antisemita. Añade que hay que tener en cuenta además el contexto. "Nos pedís que nos riamos de una caricatura de Mahoma mientras se ignora el vilipendio del islam en todo el continente (¿habéis visitado Alemania últimamente?) y se extiende la discriminación contra los musulmanes en la educación, el empleo y la vida pública, especialmente en Francia. Pedís a los musulmanes que denuncien a un puñado de extremistas como una amenaza existencial a la libertad de expresión mientras se ignora la amenaza mucho mayor que representan nuestros líderes políticos".
¿Qué opinas tú?