Un auténtico paraíso. Eso es lo que está en juego en el incendio que arrasa la Sierra de Tramontana, declarada patrimonio de la UNESCO en 2011. Es uno de los ecosistemas con una flora, fauna y geología más especiales de España. Todo podría perderse ahora, consumido por las llamas del incendio que arrasa su lado noroeste desde el viernes.
Es una zona con abruptos acantilados mirando al mar que se convierten en suaves laderas y valles hacia el interior. El contraste es debido a la dura roca caliza del lado marítimo y las capas de materiales más blandos y arcillosos de las pendientes del interior.
Otra de las zonas afectadas por el incendio, cuyo foco está controlado.
El clima de inviernos suaves y veranos muy cálidos, característicamente mediterráneo, favorece la aparición y propagación de incendios, como el último que está calcinando extensas zonas la región, de los más graves en décadas en todo el archipiélago.
Según la web oficial de la Sierra de Tramontana, los encinares naturales han sido cuidadosamente roturados por el ser humano para dar paso también a olivos, almendros y pinares frondosos. La zona tiene 54 picos por encima de los 1.000 metros, y una fauna endémica de insectos y aves.
La sierra cuenta con numerosos yacimientos arqueológicos y pueblos medievales en excelente estado de conservación, la mayoría con construcciones de piedra seca, directamente escupidas en la roca calcárea característica de sus formaciones montañosas.
Es una zona con valor natural -con formaciones geológicas, flora y fauna únicos-, cultural, económico -cuenta con numerosas salidas de agua, torrentes y aprovechamientos hídricos- e histórico -colonia musulmana y lugar de desembarco de Jaume I el Conquistador. Todo ello está ahora en peligro por un incendio que asola ya 1.800 hectáreas.