El pueblo entero de Aragón que en junio se disfraza de aldea medieval para recrear un evento dinástico

El pueblo entero de Aragón que en junio se disfraza de aldea medieval para recrear un evento dinástico

Este acto no solo evitó un derramamiento de sangre sino que también marcó un antes y un después en la historia de España y de Europa..

Caspe

En la provincia de Aragón, existe un lugar donde el tiempo retrocede varios siglos una vez al año. Hablamos de Caspe, una localidad que, durante el mes de junio, se engalana para conmemorar uno de los eventos más significativos de su historia y de España: el Compromiso de Caspe.

La historia nos lleva al año 1412, cuando la muerte del rey Martín I de Aragón, apodado “El Humano”, dejó un vacío de poder que amenazaba con sumir al reino en el caos. Sin un heredero legítimo, la corona estaba en disputa, y el riesgo de guerra civil era inminente. En un giro inesperado de los acontecimientos, nueve juristas, representando a los principales territorios del reino, se reunieron en Caspe para tomar una decisión histórica.

Con la palabra y la ley como armas, estos hombres eligieron a Fernando I de Aragón, un infante castellano de la Casa de Trastámara con raíces aragonesas, como el sucesor legítimo. Este acto no solo evitó un derramamiento de sangre sino que también marcó un antes y un después en la historia de España y de Europa.

Cada año, al acercarse el 28 de junio, Caspe se transforma. Los caspolinos se visten con atuendos de la época, y las calles se llenan de mercados, farsas y representaciones que evocan aquellos tiempos medievales. La Colegiata de Santa María la Mayor se convierte en el escenario principal, donde se lleva a cabo una representación teatralizada del Compromiso de Caspe, incluyendo los eventos previos que culminaron en la elección de Fernando I.

La festividad no se limita a la representación; es una experiencia inmersiva. Exhibiciones de tiro con arco, cetrería y otras actividades tradicionales se suceden, atrayendo tanto a residentes como a visitantes. Es una oportunidad para que todos, sin distinción, se sientan parte de la historia viva de Caspe.

Este evento no solo es una celebración de la identidad caspolina y aragonesa, sino también un recordatorio del poder del diálogo y la diplomacia sobre la violencia. Caspe, por unos días, se convierte en una aldea medieval, no solo en apariencia, sino en espíritu, manteniendo viva la memoria de un momento que cambió el curso de la historia.