Las sorprendentes conquistas de Jeremy Corbyn
Parece que algo extraño se está interponiendo entre el camino de Theresa May hacia la victoria después de la inteligente estrategia de la primera ministra británica de convocar unas elecciones anticipadas.
Es posible que esta estratagema le estalle en la cara, como ocurrió con su predecesor, David Cameron, que creyó que podía acallar a los ultranacionalistas convocando un referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido en la UE. Y el resultado fue el Brexit, además de la propia salida inmediata de Cameron.
Hasta hace unas semanas, en Reino Unido se daba por hecho que el Partido Laborista estaba destinado a una épica derrota en las elecciones generales del 8 de junio. En abril, los Tories llevaban una ventaja sideral en los sondeos.
May, que sucedió al desafortunado Cameron, se opuso primero al Brexit para ahora prometer que hará que el Brexit funcione. Ella estaba buscando un mandato fuerte, así que podría negociar las condiciones más favorables.
May también ha dado un giro hacia el centro en cuestiones internas, prometiendo un mayor gasto en servicios públicos, con el fin de atraer a esa parte de voto laborista. Como medidas políticas, todo esto sonaba positivo, brillante.
Mientras tanto, los laboristas estaban estancados con un líder muy a la izquierda, Jeremy Corbyn, que iba muy por detrás de May en los sondeos. El Partido Laborista parecía perder decenas de escaños y estar destinado al olvido político.
Bueno, eso era entonces.
En las últimas semanas, Corbyn ha acortado distancias de una manera brutal con May. Ni siquiera el terrible bombardeo en Manchester, el tipo de incidente cruel que suele reunir a los votantes para apoyar al Gobierno, frenó el impulso laborista.
Según el Guardian, más de un tercio de votantes (el 37%) dice que su opinión sobre la primera ministra es más negativa que al principio de la campaña, frente al 25% que afirma que es más positiva.
Con Corbyn ocurre justo lo contrario: el 39% asegura que tiene una visión más positiva de Corbyn en comparación con el 14% que ahora tiene una opinión más negativa.
Corbyn también supera a May por 13 puntos entre los votantes menores de 50 años, y está empatado con May entre las votantes mujeres.
Si las elecciones se celebraran hoy, los Tories —ahora en el Gobierno— perderían escaños. El Partido Laborista está a una distancia sorprendentemente corta de ganar una mayoría, y parece que las fuerzas acompañan a los laboristas. Pero, ¿qué narices ha ocurrido?
En primer lugar, a muchos votantes les pareció que May con su estrategia se estaba pasando de lista. Parece una oportunista, que primero se opone al Brexit y luego lo apoya; que primero promete no convocar elecciones anticipadas y luego cambia de opinión. Vamos, otra política conspiradora más.
No obstante, hay algo más importante que podría estar ocurriendo. Cuando Corbyn hizo pública la plataforma laborista, conocida en Reino Unido como su manifiesto ("For the Many, Not the Few"), el primer comentario que se escuchó fue que el programa era rematadamente izquierdista: subir impuestos a los ricos, aumentar la inversión pública, renacionalizar la red de ferrocarril nacional, limitar las rentas, ese tipo de cosas pasadas de moda.
Bien, resulta que muchos británicos de a pie llevan tiempo deseosos de un programa de ese tipo. Definitivamente, no se lo encontraron en los dos últimos gobiernos laboristas, con Tony Blair y Gordon Brown, que se unieron a la marcha globalista y neoliberal.
Una gran parte del voto protesta del Brexit procedía de votantes laboristas desafectos, que concluyeron que su partido se había unido a la élite gobernante. Pero puede que Corbyn los lleve de vuelta al Partido Laborista.
Aunque Corbyn es un anticuado guerrero en la lucha de clases, las clases en Gran Bretaña no son algo del pasado; y es evidente que muchos británicos de izquierdas están buscando ese tipo de líder. Corbyn se parece a Bernie Sanders, y no sólo ideológicamente. Muchas personas que posiblemente no estén de acuerdo con todo su programa tienen le tienen respeto (reticente) por su sinceridad.
Corbyn se llevó unas cuantas críticas de los conservadores cuando dijo que el apoyo británico a las guerras sin sentido de Oriente Medio había incrementado el riesgo de un atentado terrorista. Pero resulta que la mayoría de británicos está de acuerdo con lo que Corbyn dijo.
Puede que Corbyn haya encontrado al oponente perfecto en Theresa May, que cada vez parece más confabuladora y oportunista.
Lo cierto es que una buena parte de la desafección masiva hacia la política y los políticos convencionales puede irse tanto a la derecha como a la izquierda. Sanders o Trump; Le Pen o Mélenchon; Brexit o Corbyn.
La diferencia entre Corbyn y Sanders es que Corbyn compite contra un candidato del establishment en las elecciones generales. Puede que no gane, pero en esta situación entran en juego enrevesadas corrientes; y a Corbyn se le consideró fuera demasiado pronto.
Robert Kuttner es coeditor de 'The American Prospect' y profesor en la Heller School de la Brandeis University (Massachusetts, EE UU). Su último libro es 'Debtors' Prison: The Politics of Austerity Versus Possibility'.
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Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano