Todo por y para los invitados
En los últimos cuatro años Polonia ha avanzado lo inimaginable en infraestructuras.
La hospitalidad polaca es legendaria. Cuando una familia polaca te invita a su casa no se conforma con darte de comer y cambiar la toalla del cuarto de baño, sino que llena la mesa de platos y reforma el cuarto de baño de arriba a abajo. Y si dispone de tiempo y dinero, reforma la casa por completo. Es decir, las visitas deben llevarse la sensación de que todo es perfecto. Si no es así, los anfitriones sienten que han fracasado.
Cuando hace unos años Polonia, junto con Ucrania, fue escogida como país organizador de la Eurocopa 2012, el Gobierno polaco, como buen anfitrión, prometió modernizar no solamente los estadios, los aeropuertos y la base hotelera, sino toda las infraestructuras. Y eso en un país que hace 15 años no tenía ni un kilómetro de autopistas, es mucho prometer.
Ha pasado el tiempo y la Eurocopa ha llegado. Como en cualquier democracia, la oposición se queja de que no se han cumplido los objetivos ni de lejos y el Gobierno, por el contrario, afirma que, exceptuando algunos kilómetros de autopistas, se han realizado todos los proyectos previstos.
La realidad es que hay dos indicadores. Por una parte todo lo relacionado con seguridad y recursos humanos, que se ha preparado a tiempo, y en un 100% está disponible según lo previsto. Por otra parte tenemos las infraestructuras. Los estadios se finalizaron a tiempo y los aeropuertos fueron modernizados y ampliados.
Los problemas aparecen con la red de ferrocarriles y con las autopistas. Curiosamente, el primer culpable de cualquier retraso es la propia UEFA ya que en un principio decidió que las ciudades de Poznan y Wrocław acogerían un grupo y Varsovia y Gdansk el otro grupo de los que jugarían en Polonia. Por lo tanto el Estado polaco se centró en las vías de comunicación entre esas ciudades.
Posteriormente la UEFA decidió que los pares serían Poznan-Gdansk (el grupo de España) y Varsovia-Wrocław. Así que el Estado tuvo que redireccionar las inversiones y proyectos. La consecuencia es que durante la Eurocopa los aficionados que visiten el país se van a encontrar con obras en carreteras, pero con más o menos un 80% de las autopistas previstas en servicio.
Hay que recordar que el derecho en Polonia difiere del de España. En España, si tu casa queda en medio de lo que serán las vias del AVE, ten por seguro que en poco tiempo te van a expropiar por cuatro duros ya que el bien común está por encima del individual. En Polonia, en cambio, no es tan seguro que terminen expropiando al propietario. Y si lo hacen, será a cambio de un precio razonable. Eso ralentiza la realización de proyectos. Pero no lo veo como un defecto sino más bien como una virtud de un sistema judicial que prima los derechos individuales frente al avasallamiento del Estado.
La red de los ferrocarriles también está siendo modernizada y seguramente, quien tome el tren estos días en Polonia, pasará por alguna zona en obras por la que el tren debe circular más lento de lo que sería deseable. Por otra parte, las estaciones han sido modernizadas y en algunos casos completamente construidas de cero, como en Poznan, donde en 10 meses han construido una estación moderna propia de una gran ciudad con aspiraciones.
Pero que las autopistas y la red de ferrocarriles estén acabados o no durante la Eurocopa, es puramente anecdótico. A veces, los países que organizan grandes eventos caen en la fiebre de la construcción previa al día de la inauguración, tras la cual se duermen en los laureles. Las obras deben continuar después de la final de la Eurocopa. Deben seguir hasta que las autopistas conecten las grandes ciudades porque simplemente son necesarias para un país que quiere crecer económicamente, con o sin Eurocopa. En estos últimos cuatro años Polonia ha avanzado lo inimaginable en infraestructuras. Pero tiene que aprovechar la inercia del empujón de la Eurocopa durante los próximos años para terminar lo empezado.
En Polonia deben ser conscientes de que las visitas no van a venir sólo una vez, sino que gracias a la Eurocopa, van a seguir viniendo en los siguientes años. Así que hay que seguir reformando la casa hasta sentirse satisfechos como anfitriones. Además, la casa quizá termine convirtiéndose en un hotel y los invitados en clientes que dejarán su dinero.