El feminismo en el corazón de Madrid
Vivimos en una ciudad, Madrid, donde las agresiones y asesinatos de mujeres víctimas de la violencia de género no han disminuido. Sin embargo, sí han disminuido las denuncias por este motivo, un dato que debería alarmarnos como muestra de la desconfianza de las mujeres hacia las instituciones que deben protegerlas y acompañarlas a salir de la situación y rehacer su vidas.
La desigualdad es el gran problema de la ciudad de Madrid. Una desigualdad que sufren cada día las personas que se enfrentan a la pobreza y al desempleo y que se extiende de forma vergonzosa por los barrios y distritos que el actual gobierno del Ayuntamiento discrimina o favorece según sus intereses. Sin políticas que la frenen y la combatan, la desigualdad reaparece cada vez que alguien en esta ciudad sufre un trato discriminatorio por su orientación sexual e identidad de género, por su procedencia, etnia o edad...Y, por supuesto, la sufrimos el 53% de la ciudadanía madrileña: las mujeres.
Por eso, mientras de cara a las próximas elecciones se suceden debates, encuentros y reuniones, yo tengo la impresión de que hablamos poco de las políticas de igualdad y, en particular, de las políticas de igualdad de mujeres y hombres, de cómo avanzar y de cómo recuperarnos ante el evidente retroceso que años de gobierno de la derecha en esta ciudad han supuesto para la vida de las mujeres madrileñas.
Porque si bien es cierto que estos años de recortes y políticas de derechas han profundizado en la discriminación y la desigualdad de aquellos que tienen rentas más bajas, también lo es que la vida de las mujeres se ha visto especialmente afectada.
Con un Ayuntamiento ausente en la vida de las mujeres madrileñas e incapaz de afrontar las consecuencias de la crisis, tenemos que llamar la atención sobre cómo la tasa de actividad de las mujeres en el empleo no solo es menor a la de los varones y el desempleo mayor en términos absolutos, sino que además, las mujeres tienen empleos más precarios y más contratos de carácter temporal y a tiempo parcial que los hombres. Mientras tanto, se consolida la brecha salarial, lo que afectará a las prestaciones por desempleo y a las pensiones.
Y esta realidad se acompaña de la ausencia de estrategias de corresponsabilidad. Los recortes en servicios públicos y políticas sociales no solo han incrementado el desempleo femenino en una ciudad con un importantísimo sector público, sino que además nos han dejado sin servicios. Las mujeres siempre han entregado una enorme cantidad de tiempo de manera gratuita para el cuidado de menores y mayores, sustituyendo la responsabilidad y el trabajo de las administraciones públicas. Por eso, cuando hablamos de desempleo, de pobreza, de familias sin ingresos, deberíamos hablar en primer término de a las mujeres. Son ellas quienes se encuentran mayoritariamente en tal situación, y son sus vidas las que se han visto amenazadas con las políticas de austeridad.
Vivimos en una ciudad donde las agresiones y asesinatos de mujeres víctimas de la violencia de género no han disminuido. Sin embargo, sí han disminuido las denuncias por este motivo, un dato que debería alarmarnos como muestra de la desconfianza de las mujeres hacia las instituciones que deben protegerlas y acompañarlas a salir de la situación y rehacer su vidas.
¿Y por qué no hablar de la ausencia de políticas eficaces para combatir la trata de personas? La presencia de mafias que se adueñan de kilómetros de espacio público para sus fines de explotación sexual, debería remover algo más que nuestras conciencias y promover compromisos a favor de mujeres que viven en la esclavitud en un país libre y democrático.
En definitiva, la igualdad debe ser el gran objetivo de quienes nos presentamos a las próximas elecciones, y así lo hemos entendido en el PSOE. De ahí que nuestra propuesta pase necesariamente por incorporar el objetivo de la igualdad de género en todas las áreas de Gobierno y garantizar la presencia de las mujeres en todos los ámbitos de la vida económica, social, política y cultural de Madrid.
Estoy convencida de que podremos conseguirlo si gobernamos con las mujeres y sus organizaciones. Las madrileñas, como el resto de mujeres españolas, no estamos dispuestas a volver a casa pero no dudo de que nos sumaríamos, junto a la inmensa mayoría de los hombres, a un nuevo pacto político, económico y social, que coloque el feminismo en el corazón de Madrid.