La agitada vida de Rubiales padre: alcalde de Motril, imputado por los ERE y novelista
El padre del ya expresidente de la RFEF sabe perfectamente moverse en los círculos de la política y el poder
Sentado en la segunda fila de la Asamblea General Extraordinaria de la RFEF, Luis Rubiales padre aguanta como puede las lágrimas. Su hijo, subido en el atril, se está defendiendo de las acusaciones por machismo y falta de decoro tras su comportamiento durante la final del Mundial femenino. El beso a Jenni Hermoso en la entrega de medallas y su obsceno gesto en el palco se ha convertido en la tumba del presidente de la federación, quien arrastra también durante sus cinco años de presidencia numerosas polémicas, denuncias y sospechas de corrupción.
Él, como padre, se encuentra profundamente afectado y cree que el trato que está recibiendo su hijo es desproporcionado e injusto. Minutos antes de dicha comparecencia, él es uno de los pocos que sabe que Rubiales no tiene intención de dimitir de su cargo pese a que los medios de comunicación han filtrado la noticia.
Va a resistir, va a aferrarse al puesto y va a dar explicaciones de lo ocurrido ante su familia, sus 'colegas' de federación y ante el mundo entero. "Papá, vamos a aguantar el tipo porque si no, yo me emociono", le llega a decir su hijo en esa comparecencia de casi media hora que ya es historia. Rubiales padre, en ese momento, está a punto de quebrarse.
Muchas emociones para un hombre que ha actuado como principal apoyo de su hijo durante todo este tiempo y que conoce perfectamente cómo funciona el engranaje de la política y el poder. Rubiales padre (nacido en el año 1953) fue alcalde de su pueblo, Motril (Granada), y llegó a formar parte de los gobiernos socialistas de la Junta de Andalucía como delegado provincial de la Consejería de Empleo en Granada. Un hombre curtido en mil batallas que también acabó siendo devorado por otro escándalo.
Antes, Luis Manuel Rubiales López se licenció en psicología y fue maestro de educación primaria. Dio clases en Canarias, región en la que nació Luis Rubiales hijo. Después, regresó a su tierra y en 1987 ya fue elegido concejal. El cargo se le quedó pequeño: ocho años después, se convirtió en cabeza de lista para la alcaldía del PSOE y alcanzó el bastón del mando al ser el candidato más respaldado con el 36,07% de los votos. Su mandato duró ocho años.
Sus aspiraciones políticas eran muy altas. Sin embargo, el PSOE no contó con él para que intentara un tercer mandato. En 2004, fue designado para ser delegado provincial de Empleo de la Junta de Andalucía. En ese cargo se tropezaría con la gran piedra de su carrera política: la causa de los ERE. La Justicia le abrió una pieza separada por haber favorecido supuestamente a dos empresas vinculadas a la limpieza entre los años 2006 y 2007. Pidieron para él tres años de cárcel y ocho de inhabilitación por otorgar esas ayudas "de forma injusta y arbitraria".
Tras ser señalado, Rubiales padre cayó en desgracia. Intentó de nuevo sin éxito ser alcalde de la ciudad y acabó enrolándose en las filas de un partido local, Convergencia andaluza, con la que se presentó a las elecciones locales de Motril. No resultó alcalde pero sí consiguió acta de concejal en las elecciones de 2011. Dos años más tarde, decidió abandonar la política.
En estos últimos años, ya como jubilado, se ha convertido en la sombra de su hijo y ha formado parte del núcleo duro del presidente de la Federación. También le ha dado tiempo a escribir una novela, "El jardín de Fobos", situada en la España de la posguerra y que se puede adquirir por 16,95 euros.