¿Cómo que Sánchez no estuvo en lo de Milei?

¿Cómo que Sánchez no estuvo en lo de Milei? 

La visita del presidente argentino a la capital española ha marcado la actualidad nacional durante los últimos días.

Sánchez y Milei, frente a frente... en la distanciaGETTY IMAGES / MONTAJE EL HUFFPOST

Hay muchas formas de acudir a un acto. Se puede acudir de cuerpo presente. Suele ser la más habitual. Pero estar en la cabeza de todos los que forman parte de la ceremonia es también una forma de estar en el acto. Uno puede estar en la lista de invitados, pero figurar explícitamente, en mayúsculas y negrita, encabezando la lista de los no invitados, no deja de ser una forma de ser el puto amo. En la inevitable crónica de la desagradable visita del desagradable presidente de la República Argentina, invitado por la desagradable presidenta de la Comunidad de Madrid, para recibir una desagradable medalla, fue inevitable que, entre los mil desagradables detalles destacados, se incluyera la ausencia del tampoco agradable presidente del gobierno de España, cuya presencia sería esperable dado el rango del invitado.

¿Pero cómo que Sánchez no estuvo en la entrega de la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid a Javier Milei? ¡Si estaba por todas partes! Estaba en cada falsa sonrisa, en cada frase de cada discurso. Uno no podía concentrarse en nada de lo que estaba pasando porque por el rabillo del ojo era inevitable ver una sombra demasiado parecida a un galán de Hollywood que habitara el Palacio de la Moncloa. Todos los pocos que se acercaron a agitar banderitas y gritar vivas y carajos al presidente argentino estaban ahí por Sánchez, no por el presidente argentino. Fue un extraño fenómeno a la altura de las caras de Bélmez: si se fijan en las imágenes verán que las sombras que proyectan Isabel Díaz Ayuso y Javier Milei al salir a la luz natural tienen inequívocamente la silueta del taxidermista del PSOE.

Pocas cosas pueden estar más presentes que una ausencia. Y los psicólogos sabemos perfectamente cómo en las conductas movidas por el resentimiento, el odio, el desamor o la venganza lo que no está está mucho más intensamente que lo que sí está. En medio de una chusca farsa freudiana, todo lo que se hace conmemora lo reprimido. “Lo que no se nombra no existe”, dicen los posmodernos, ignorando que a veces lo que no se nombra no existe, pero otras veces lo único que existe es lo que no se nombra. En esa patochada, en ese despropósito ridículo desde el primer al último minuto que tuvo lugar el otro día en las dependencias oficiales de la Comunidad de Madrid todo fue hecho a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre y tras Pedro Sánchez.

“Siempre se puede caer más bajo” figura en el escudo de armas de Isabel Díaz Ayuso. Por si a alguien le cabía alguna duda, la presidenta demostró formar parte destacada del club de políticos que creen que la visión de Estado es un superpoder que tiene algún mutante de los X-Men. Con el país convertido por unos y otros en un demencial escenario infantil, los negrísimos días que hemos vivido alrededor de Ayuso y Milei han sido una barbaridad táctica, ciudadana, mediática, política, estratégica, moral, estética, electoral, tan torpe, inadecuada e inoportuna que cuesta creer que no haya sido planeada por El Que No Debe Ser Nombrado. Si el cadáver del Cid era capaz de vencer batallas, Ayuso ha permitido a Sánchez ser capaz de protagonizar un acto de la Comunidad de Madrid hallándose de cuerpo ausente.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en Filosofía y doctor en Psicología. Es profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo desde antes de que nacieran sus alumnos actuales, lo que le causa mucho desasosiego. Durante las últimas décadas ha publicado varias docenas de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales sobre psicología, siendo sus temas más trabajados la conformación del yo en la ciudad actual y la dinámica de las emociones desde una perspectiva contextualista. Bajo la firma de Antonio Rico, ha publicado varios miles de columnas de crítica sobre televisión, cine, música y cosas así en los periódicos del grupo Prensa Ibérica, en publicaciones de 'El Terrat' y en la revista 'Mongolia'.