La crisis ha disparado el mercado de objetos usados en España. No nos limitamos adquirir cosas viejas por coleccionismo, sino por necesitad o simplemente por la practicidad del ahorro. Artículos deportivos, de bebé, móviles y tabletas son las compras más solicitadas.
Antes de la crisis, nuestra propia práctica ponía en entredicho la precisión de las fechas de caducidad. Hoy, es otra cosa. La expansión de los mercados de segunda mano se alimenta de la crisis de la caducidad.