Si los españoles en general, y los nacionalistas en particular, hubiéramos insistido en reclamar mayor respeto para todos, en lugar de empeñarnos en fomentar el exclusivismo y la intolerancia, me atrevo a asegurar que nos habríamos ahorrado muchos problemas. Oponerse de manera efectiva a las prácticas de una dictadura, no consiste en reproducir esas mismas prácticas con otros fines, sino en extirparlas de raíz.