Jagmeet Singh se convierte en el primer no blanco en liderar un partido en Canadá
Suyo es ya el mando del NDP, el Nuevo Partido Demócrata, con el que pretende pelear por el poder contra el carismático Justin Trudeau.
Se llama Jagmeet Singh y es el nuevo fenómeno de masas de la política de Canadá. Porque el domingo se convirtió en el líder del izquierdista NDP, el Nuevo Partido Demócrata; porque será el encargado de medirse en 2019 contra el primer ministro actual, Justin Trudeau, de los liberales; porque es un hipster que tiene 83.000 seguidores en Twitter y casi 95.000 en Instagram; porque enamora su pose de gentleman que apuesta por la vida natural, la pelea por los derechos de la mujer, los homosexuales y los refugiados; por todo eso y porque es un abogado sij originario del Punjab que se ha convertido en el primer político no blanco que comanda un partido en el país norteamericano y, por tanto, tiene opciones de ser jefe de gobierno.
Su conquista de los cielos comenzó en mayo, cuando anunció su candidatura para sustituir a Thomas Mulcair como líder del partido. El pasado domingo, a sus 38 años, obtuvo el 54% de los votos de sus compañeros y militantes, derrotando a tres rivales para convertirse en el nuevo jefe del NDP.
Singh es un abogado criminalista que ya nació en Scarborough, un distrito de Toronto. Sus padres del Punjab, una región que se encuentra entre La India y Pakistán, y es sij practicante, seguidor de esta religión monoteísta fundada en el sur del Asia hace más de 500 años cuyos feligreses no se cortan el cabello; los varones suelen cubrirse el cabello con turbantes -que son considerados sagrados- y se abstienen de afeitarse la barba. Esa es precisamente una de las señas de identidad de este político, junto a sus trajes de chaqueta impecables: la barba cuidada y los turbantes de vivos colores con los que resalta en las redes sociales.
La prensa de Canadá destaca que no es un recién llegado, sino que su carrera política es larga, bajo su lema personal, "Con amor y coraje". "La gente tiene hambre de un nuevo liderazgo en nuestro país", dijo Singh al llegar al cargo, "eso es lo que me impulsa a ser su primer ministro".
Sus ejes de gestión, explicó en inglés y francés, los dos idiomas del país, serán la lucha contra la desigualdad y la unidad de todos los canadienses, sea cual sea su origen. A Trudeau le replica que actúa peor de lo que debiera contra el cambio climático, su reforma electoral y las carencias de la población infantil menos favorecidas. En contra tiene que no es parlamentario, lo que complica las posibilidades de encarar personalmente al primer ministro, y que tiene que persuadir a sus votantes de que su fuerza puede formar gobierno, algo antes nunca logrado en el plano federal, informa The Guardian.
Su candidatura cogió impulso a principios del mes pasado después de enfrentarse a una señora que, en un acto de partido, se le encaró, con una acusación que se repite: la de que es musulmán. Parece que hay quien ve la barba y el pelo cubierto y cree que todo es lo mismo, y esta mujer acusó a Singh de defender la sharia o ley islámica. El zasca que le dio se viralizó y lo aupó aún más, y eso que las encuestas ya le eran favorables.
Ahora tiene que hacerse fuerte en la oposición, con permiso de los conservadores, y crecer.