La austeridad no es un concepto necesariamente negativo. ¿Quién puede estar en contra de gastar de una manera más eficiente o, en otras palabras, de gastar menos en lo innecesario para hacerlo más en lo imprescindible? En realidad, la austeridad es consustancial a un modelo de desarrollo y, en general de vida -pública y privada, global y personal-, sostenible, tanto social como ambientalmente.