El Gobierno español elimina el Consejo de la Juventud. Con buen criterio, pues para mandarlos al exilio sólo es necesaria una buena red de transportes por todas las vías posibles: tierra, mar o aire. Ahí está la salida de la juventud de la clase media: en la frontera o el aeropuerto. Punto y final de una aventura que nos iluminó a todos. Ahora ya sólo nos queda recordarla. La nostalgia. La nuestra.