Con el triunfo del NO han ganado Escocia, el Reino Unido y la Unión Europea, incluida España, en la que la defensa del orden jurídico frente al independentismo catalán ve así reforzados sus argumentos con un ejemplo de primer orden, pero en todos los sentidos, incluido aquel que indica que nuestra democracia debe y puede ser capaz de imaginar desarrollos federales de la Constitución que, respetando su letra y espíritu, así como la indivisible soberanía popular, dejen a quienes desean crear nuevas fronteras.