elecciones en eeuu

Lo único sorprendente de Trump es que la gente esté sorprendida

Lo único sorprendente de Trump es que la gente esté sorprendida

Creo que todos los sectores de la izquierda actual deberían hacer un gran esfuerzo para no echar la culpa al propio pueblo de esta situación, ¡sobre todo cuando lo han causado ellos mismos! En el caso de los EEUU, la culpa puede identificarse claramente: la tiene el Partido Demócrata, que obstaculizó la candidatura de Bernie Sanders que, si el proceso no hubiera sido manipulado, hubiera ganado a Clinton, y luego, según todas las encuestas, hubiera arrasado contra Trump.
La masculinidad según Trump

La masculinidad según Trump

El triunfo de Trump ha sido, entre otras muchas cosas, el de una subjetividad masculina que en la última década no deja de alimentarse de un rearme patriarcal y que es la perfecta aliada de un neoliberalismo que entiende que la ley de la selva es la que mejor puede regular las oportunidades de cada cual.
Gracias, Donald Trump

Gracias, Donald Trump

Hay que ponerse enfrente de gente como Trump, Le Pen, de los del Brexit y de tantos otros empeñados en levantar muros, condenar a inmigrantes a la miseria, o humillar mujeres. Y también hay que agradecer que esa gente exista y que llegue hasta cotas tan altas de poder, porque así nos recuerda que como sociedad no podemos bajar la guardia ahora, ni debimos bajarla hace años, cuando creíamos que los tiempos oscuros de guerras y entreguerras habían terminado para siempre.
Clinton y Trump frente a la astilla

Clinton y Trump frente a la astilla

Trump ha calado en una parte de la población porque ha sacado a relucir la astilla que está clavada en la pata de nuestro mundo occidental: hastío de la política que se aleja de los problemas reales y cotidianos de los ciudadanos y cansancio de oír hablar en claves de macroeconomía.
In Trump We Trust

In Trump We Trust

Se ha impuesto la superficialidad, la política enlatada y deshumanizada, la falta de valores. Un planeta lleno de miedos, desesperanza, sin certezas ni expectativas de futuro es el terreno abonado para el espectáculo, la frivolidad, donde la política hueca e inconsistente se erige como la solución.