Para entender el amor, pero también muchas otras facetas de nuestras vidas, necesitamos sumar los resultados de varias áreas del conocimiento, desde la química, la física y las neurociencias, hasta la biología y la paleoantropología, sin olvidarnos nunca de dos ingredientes indispensables: el pensamiento crítico y la imaginación. Como científico sin fórmulas, cargo todas estas herramientas en mi mochila y me embarco en un viaje alucinante para conocer los secretos de la vida.