Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Paco es un técnico especialista que trabaja en un laboratorio de física aplicada de una universidad española. Un día se pregunta si su hija de diez años querrá ser científica cuando sea mayor, por lo que intenta buscar científicas brillantes de las que hablarle. Comprueba desolado que no conoce a ninguna, aparte de madame Curie, que no le parece un personaje demasiado atractivo para su hija. Entonces ve el anuncio de unas jornadas en su universidad en las que científicas de la actualidad hablan de otras del pasado. Considerando que es un excelente punto de partida para su formación como divulgador científico de cara a su hija, decide asistir, pero su jornada laboral se lo impide.

No obstante, esas jornadas le han dado la idea: en lugar de hablarle él a su hija de científicas del pasado, sería mucho más atractivo para ella que compañeras suyas científicas se metieran en la piel de científicas del pasado. Empieza a buscar información sobre éstas últimas y comprueba que hay muchísimas, a cual más interesante, hasta el punto de que le cuesta mucho seleccionar un grupo de cinco. Comienza por hablar con sus compañeras de departamento, luego con las de otros departamentos y, poco a poco, el proyecto va tomando forma.

Primero se enfrentan con lo más difícil: hay que hacer unos guiones atractivos para las alumnas y alumnos de primaria y secundaria, pero que las científicas sean capaces de interpretar. ¡Ellas son profesoras, no actrices! Después encuentran un fantástico local; ¡pero es demasiado grande, 400 plazas! Ello les lleva al siguiente problema: tienen que encontrar público para rellenarlo. Entonces Paco le cuenta la idea a la profesora de su hija, y las científicas-actrices a las de las suyas. Todo lleva su tiempo, pero el proyecto va seduciendo a profesoras y directoras de institutos y colegios. Después, el vestuario: ¿tendrá que vestirse Hipatia con una sábana? ¿Y el peinado? Porque, para resultar creíbles, ni Hedy Lamar ni Marie Curie pueden salir a escena con una cola de caballo.

En una de las múltiples reuniones de ensayos tienen conocimiento de que la ONU considera tan importante la tarea que están haciendo, que ha decidido dedicar un día, el 11 de febrero, a la mujer y la niña en la ciencia. Porque a pesar de lo que pueda parecer, las mujeres científicas siguen siendo muy escasas, y eso es un problema no sólo para las mujeres sino para la sociedad, que está perdiendo la mitad del talento.

Mª Carmen, Mª José, Isabel, Paco, Clara y Adela se han puesto a trabajar para solucionarlo. Las dos primeras representaciones tendrán lugar el día 11 de marzo. Confiamos en que sea un éxito y, tras ella, vengan muchas más, en la que otras mujeres y hombres continúen haciendo teatro para que, en el futuro, la ciencia tenga cara de mujer.

Con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia de las mujeres y las niñas, la Asamblea General de las Naciones Unidas decide proclamar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.