"Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa"
Nos rasgamos las vestiduras porque una madre lleve a su bebé al Congreso, pero no pasa nada cuando la asesinan, porque las mujeres convivimos con la muerte y la violencia de forma constante. Nuestro imaginario se ha construido normalizando la agresión hacia el género femenino. En la moda se glamouriza el sufrimiento. En los videojuegos la agresión sexual es prácticamente una recompensa. En el porno..., mejor no hablemos del porno.