El correo electrónico, instantáneo e intuitivo, se ha impuesto como la norma de las relaciones profesionales. Ha destacado por encima de las cartas y de las invitaciones. Ha generado un estilo de escritura: rápido, eficaz y conciso. El correo electrónico tiene su propio universo. Aun así, un e-mail debe escribirse con delicadeza. Bajo su apariencia despreocupada, su redacción requiere disciplina y concentración.