bangladesh

No ver, no oír, no hablar, y comprar

No ver, no oír, no hablar, y comprar

Solo en Bangladesh un cuarto de millón de mujeres, muchas de ellas solas, trabaja para acallar su hambre y la de sus hijos. A nosotros, bienvivientes en el Occidente cristiano, democrático, libre y solidario, Fatema y todas las demás nos importan, de hecho, un carajo.
Empresas sin escrúpulos

Empresas sin escrúpulos

La tragedia ocurrida en Bangladesh ha puesto en entredicho, una vez más, el cumplimiento de los derechos humanos y de los derechos del trabajo por parte de empresas de nuestro país y de la UE y de otros Estados civilizados. La precariedad persiste en muchos países castigados por el hambre.