La anorexia es un padecimiento silencioso, abrasivo y destructor. Una compulsión que te somete a una especie de privada lucha contra tu propio organismo.
La gente celebra mi pérdida de peso como una señal de que 'por fin' estoy recuperando el control de mi cuerpo y volviendo a ser sana, cuando la realidad es totalmente opuesta.
Escribí Seré frágil para mantener entre sus páginas el sufrimiento que vi y viví, y no dejar que nada ni nadie me hiciera sentir que no era válido. Para recordarme que el dolor de un trastorno de la conducta alimentaria no se mide en números. Y sobre todo, para que todos aquellos que, como yo, un día sintieron que estaban solos, que todo estaba perdido, vieran que se equivocan.