Un año después de su anexión ilegal, Rusia ha obligado a votar a los ucranianos de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón. No había ni un sólo opositor. Todo amigos.
El paso de Putin tiene su haz y su envés, puede enfurecer la guerra o pararla, acabar en ataque nuclear o en negociaciones, alterarlo todo o nada. La incertidumbre reina.
Sólo una senadora, Liudmila Nárusova, llamó la atención sobre el hecho “sin precedentes” de anexar una zona que aún se encuentra bajo control parcial de Ucrania.
El presidente ha enumerado una serie de municipios que han sido "liberados del ocupante y estabilizados", "Y esto está lejos de ser una lista completa", avisa.
Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia son, según Putin, suelo ruso de pleno derecho. No hay reconocimiento internacional más que de su invasión. Se teme que la ofensiva crezca.
El gobernador regional asegura que Rusia ha lanzado cohetes contra un convoy humanitario que salía de un centro regional. Moscú advierte que considerará como una agresión a su país cualquier ataque sobre los territorios anexionados.