La razón por la que este verano el precio de tus vuelos será más caro
Se prevé que la demanda supere el récord previo a la pandemia.
El verano de 2023 se presenta como la época estival más prometedora en cuanto a viajes aéreos se refiere a nivel nacional. Según las estimaciones, se superará en un 3% el número de viajes en avión respecto al año 2019.
Es cierto que durante el pasado año se recuperaron las cifras 'prepandemia', lo que supuso un impulso y un alivio para las aerolíneas, que comenzaron a reflotar tras unos años muy complicados para el sector, en los que algunas de ellas quebraron o estuvieron muy cerca de hacerlo debido a la nula actividad aérea.
Pero esta situación tiene sus consecuencias y presumiblemente serán, en muchos casos, demasiado caras para muchos bolsillos. En palabras de los principales representantes de las compañías aéreas, como en el caso de Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), "los precops se fijan por la interaccion de oferta y demanda", motivo por el que aconseja comprar los billetes con suficiente antelación con el fin de evitar que se encarezcan demasiado.
Previsiones y posibles resultados
Pese a que el pasado año se alcanzaron números 'prepandemia', este año se prevén unos 219 millones de vuelos, unas cifras que romperían todos los récords hasta el momento, algo de lo que son conscientes en todas las compañías y que justifican el encarecimiento que se anticipa en los gastos que les suponen a ellas el mantenimiento o los combustibles -que a raíz de la guerra se han encarecido de manera súbita
Según Johan Lundgren, consejero delegado de easyJet, el combustible le ha supuesto a su empresa un sobrecoste del 71%, mientras que los precios de su aerolínea 'solo' han aumentado un 31%, es decir, 14 euros. Algo por lo que considera que los precios "todavía están al alcance de muchos clientes".
En otros casos como el de IAG, matriz de Iberia, British Airways o Vueling, no se han aventurado a realizar previsiones aunque sí han aportado datos del primer trimestre suponen un aumento de 2.386 millones de euros respecto al mismo período del pasado año, algo que según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se explica por el “aumento del 46% de la capacidad operada, junto al aumento del 9,3 puntos respecto a la ocupación de pasajeros".
El combustible, factor fundamental
Desde el IATA se apunta a que "el elevado precio de los combustibles, así como otros aumentos inflacionistas de los costes, pueden tener un impacto en el de los billetes que puede aumentar si las compañías aéreas no pueden absorber o evitar el coste por sí mismas".
Pese a ello, se espera que este año los precios de los combustibles continúen a la baja, algo que sería muy beneficioso no solo para las aerolíneas sino también para los clientes, ya que implicaría una reducción en los precios.
Los dos factores fundamentales; tanto la demanda como los combustibles, serán un hándicap para todos los que pretendan coger un avión durante el verano. Más si cabe en viajes 'extracomunitarios', ya que los precios para volar tanto a América como a Asia han aumentado hasta casi un 30% en comparación con 2022, hasta el punto de que no sea extraño alcanzar precios de 1.100 o 1.800 dólares por billete.