Latinoamérica más innovación es igual a una región más 'inteligente'

Latinoamérica más innovación es igual a una región más 'inteligente'

Si bien la región ha experimentado una profunda transformación social -sacando a millones de la pobreza y ampliando la clase media a niveles sin precedentes- lo cierto es que aún se enfrenta muchos desafíos que se han acentuado en el actual contexto de desaceleración. Entre ellos, detonar la innovación para impulsar la productividad y el crecimiento económico.

En la era de las apps, de los teléfonos inteligentes y de Internet casi omnipresente, no debería llamar la atención que "innovación" haya sido uno los tópicos más buscados en Google y que marcaran tendencia en 2015 en América Latina.

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Pantallazo de Google

Pero "innovación" no sólo se busca en Google. También es una búsqueda en el mundo real, particularmente importante para América Latina y el Caribe, tal y como lo mencionamos a menudo en diversos foros.

Si bien la región ha experimentado una profunda transformación social -sacando a millones de la pobreza y ampliando la clase media a niveles sin precedentes- lo cierto es que aún se enfrenta muchos desafíos que se han acentuado en el actual contexto de desaceleración. Entre ellos, detonar la innovación para impulsar la productividad y el crecimiento económico.

¿Puede América Latina convertirse en una región inteligente, más productiva y con una economía mucho más dinámica?

Mi respuesta inmediata es "sí", porque de hecho ya hay mucho que se está haciendo en el terreno de la innovación. Latinoamérica no es sólo rica en cultura, diversidad y talento, sino que también es una tierra de emprendedores: uno de cada tres trabajadores en la región es autónomo. Además, la proporción de emprendedores, empleadores y negocios formales es mayor que en otras regiones con niveles de ingreso similar.

Empecemos por los buenos ejemplos de innovación, todos con un potencial impacto positivo en áreas como la educación, la agricultura y el medio ambiente.

1. Científicos desde los cinco años. La ciencia es la madre de toda innovación y debemos despertar el interés en ella desde la infancia. Esta es la hipótesis que sustenta el Programa Ondas, por el cual se estimula la capacidad científica de los estudiantes de primaria y secundaria en escuelas de Colombia. Más de 1,7 millones de estudiantes han participado en Ondas, que se basa en la investigación colaborativa para buscar soluciones a problemas de la comunidad, tales como agua limpia.

2. Vacas con identidad. Desde que son terneros hasta que llegan al supermercado, el ganado en Uruguay es monitoreado electrónicamente para garantizar su calidad. El Banco Mundial ha apoyado un programa pionero para erradicar la fiebre aftosa que incluye el seguimiento en tiempo real del movimiento de todo el ganado del país a través de microchips. Eso brinda a Uruguay, el sexto exportador mundial de carne, un importante reconocimiento internacional como proveedor confiable.

3. Campos más verdes. La innovación en el campo ha sido y será uno de los motores del crecimiento regional. Para los agricultores latinoamericanos, que requieren más productividad y mayor eficiencia en su consumo de energía, es importante medir la producción de los cultivos y su impacto en el medio ambiente. Una herramienta de evaluación energética permitirá a los agricultores de México y Costa Rica calcular los costes de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero en las cadenas agrícolas de valor.

Desafíos

Ahora quisiera revisar rápidamente los desafíos, ya que América Latina sufre de una brecha de innovación sustancial en varios indicadores:

1. Menos investigación y desarrollo. La región invierte poco en Investigación y Desarrollo (I+D). Brasil, el país que más invierte, ha dedicado el uno por ciento de su PIB, mientras que el promedio de la región es sólo del 0,5 por ciento, un tercio de lo que invierte China, y apenas un cuarto de lo que invierten los países de alto ingreso. Asimismo, la mayor parte de la inversión la realizan los gobiernos. Las multilatinas del sector manufacturero invierten en promedio sólo seis centavos por cada mil dólares de ingresos en I+D. Mientras, las multinacionales invierten dos dólares por cada mil dólares en China y 2,6 dólares por cada mil dólares en los países de alto ingreso, cuarenta veces más que las de América Latina.

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2. Se busca talento. Los empresarios creativos son esenciales para generar productividad y prosperidad, especialmente en América Latina, donde el crecimiento de la productividad siguió mostrando un pobre desempeño durante el auge de las materias primas. Un problema es la falta de capital humano calificado. A pesar del importante aumento de acceso a la educación, el talón de Aquiles de la región sigue siendo la falta educación de calidad. Una joven latinoamericana de 15 años, por ejemplo, tiene un rezago de dos años de educación en matemáticas comparada con una estudiante de la misma edad en países de la OCDE, y de cinco años con respecto a una estudiante de Shanghai.

3. Muchos emprendedores, pocas empresas en crecimiento. América Latina es tierra de emprendedores, pero tal vez por las razones equivocadas: porque las empresas tienden a crecer poco y, en consecuencia, no generan un número importante de empleos, por lo que un amplio número de personas tienen que autoemplearse. Compañías en Latinoamérica con cuarenta o más años de actividad emplean a alrededor de 110 personas, mientras que en Asia oriental emplean cerca de 170, en Europa oriental alrededor de 220 y en países de alto ingreso, a 250.

4. Más celulares que Internet. La brecha digital puede significar la separación entre la innovación y el statu quo. En América Latina, si bien casi un noventa de personas tiene acceso a teléfonos móviles, solamente el cuarente por ciento está conectado a Internet, mientras que en los países desarrollados el ochenta por ciento lo está. Las tecnologías digitales disminuyen el costo de las transacciones económicas y sociales para empresas, personas físicas y sector público, y si bien los avances en el uso de teléfonos móviles son positivos, los latinoamericanos no podrán beneficiarse plenamente de la revolución digital si su acceso a Internet permanece rezagado.

En suma, está claro que América Latina y el Caribe están dejando su propia huella de innovación, pero queda mucho camino por andar.