Fusión fría de organismos administrativos
Me ha llegado un Proyecto de Real Decreto que pretende una especie de fusión fría de organismos administrativos. Un despropósito que solo puede convencer a los legos, los crédulos o los incautos. No suprime nada de lo que existe, ni reorganiza, ni racionaliza.
En 1989 dos químicos de la universidad de Utah, de nombre Stanley Pons y Martin Fleischmann, publicaron un artículo en Nature en el que relataban que habían sido capaces de conseguir una fusión de átomos de deuterio y helio, en condiciones normales de temperatura, y que esta fusión podía generar mucha energía y, además, de manera muy barata.
Inmediatamente ellos mismos convocaron una rueda de prensa, en la que dieron a conocer su hallazgo a los incautos periodistas, que la lanzaron a los cuatro vientos y despertaron enormes expectativas en todo el mundo.
Apenas unos días después del anuncio, centenares de colegas suyos intentaron replicar los experimentos, y no les salían.
A medida que iba creciendo el escepticismo entre los científicos, crecía también el entusiasmo de los crédulos, que acusaban de celos profesionales, envidia y falta de patriotismo a los escépticos colegas.
Así las cosas, el Departamento de Energía de Estados Unidos nombró una comisión de expertos que, tras un trabajo serio y riguroso, descartó la supuesta aportación de aquellos dos profesores de tan efímera notoriedad.
He recordado este fútil intento de fraude científico cuando me ha llegado un Proyecto de Real Decreto por el que se integran los organismos autónomos Centro de Estudios Jurídicos, Instituto de Estudios Fiscales, Instituto Nacional de Administración Pública y Centro de Estudios Políticos y Constitucionales que pretende también una especie de fusión fría de organismos administrativos y que, al igual que la de los químicos de Utah, es un despropósito que solo puede convencer a los legos, los crédulos o los incautos.
El proyecto de fusión de organismos no suprime nada de lo que existe, ni reorganiza, ni racionaliza: se toman los cuatro organismos existentes, se les hace entrar a capón en un nuevo superente dotado de patronato, consejo rector, consejo docente y otras instancias colegiadas igualmente prescindibles, pero subsisten los cuatro entes preexistentes con su misma estructura y similares funciones.
El nuevo ente tendría una dirección rotatoria entre los responsables de los organismos actuales, pero dos de ellos tienen categoría de director general y los otros dos de subdirector, lo que ya se imagina usted lo disfuncional que puede resultar y los conflictos que llevaría aparejados.
Guillermo de Ockham dejó dicho que entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem, "los entes no deben multiplicarse más allá de la necesidad", axioma de cuya deseable aplicación se seguiría que este impresentable proyecto fuese guardado en el cajón de los delirios arbitristas.
En un informe de política científica presentado al Gobierno británico a finales del siglo pasado se incluía una cita de Petronio que decía así: "Nos entrenamos duramente pero parecía que cada vez que estábamos empezando a formar equipos íbamos a ser reorganizados. Hube de aprender posteriormente en la vida que tendemos a afrontar cada nueva situación a base de reorganizaciones, lo que puede ser un buen método para crear la ilusión de progreso, pero produce confusión, ineficiencia y desmoralización".
La cita es obviamente falsa: en tiempos de Petronio no existían conceptos como "progreso" o "ineficiencia" que se han desarrollado solo en la edad contemporánea, pero el falsificador de la cita describe muy cabalmente el modo de actuar de tantos responsables políticos, aparentemente incapaces de afrontar con inteligencia, valentía y una adecuada dosis de consenso la necesaria reforma y racionalización de la Administración y suplen esa carencia con improvisaciones atolondradas y ajustes de cuentas corporativos.
Esperemos que los responsables del Ministerio de la Presidencia eviten que se consume este delirio y retiren cuanto antes de la circulación un borrador de Real Decreto que ya está causando consternación en la Administración.