Educación, ciencia y éxito según el fantástico Mr. Feynman
Todos conocemos muchas palabras, muchos nombres, pero en realidad sabemos poco sobre las cosas que se esconden tras de ellos. Por todo ello, doy gracias por el año que dejamos atrás, porque he podido invertir tiempo y energías en tratar de entender un poco mejor lo que se esconde tras el nombre de las cosas.
Olvidemos la opinión de los expertos, las definiciones académicas y el nombre de las cosas. En ocasiones, esto es necesario porque, tal como explicaba un genio al que le gustaba tocar los bongos, "uno puede estudiar en la mejor universidad del mundo pero no ser capaz de responder a las preguntas de una persona sin estudios". Para que ustedes entiendan de qué les estoy hablando, permítanme contarles una historia sobre el físico, profesor y artista Richard Feynman.
Feynman y el nombre de las cosas
Durante una excursión familiar a las montañas, un chico se acercó al todavía niño Richard Feynman, para preguntarle: ¿sabes cómo se llama ese pájaro? Feynman respondió: "no tengo ni la más remota idea". El chico más mayor, complacido con esto, afeó a Feynman con indisimulada suficiencia: "Tu padre debería enseñarte algo de ciencia". Años más tarde, no sabemos qué pasó con el chico que conocía el nombre de algunos pájaros, pero sí sabemos que Feynman se convirtió en uno de los físicos más reconocidos del mundo, siguiendo precisamente algunos consejos de su padre: olvidemos el nombre de las cosas, porque éste no nos dice casi nada sobre ellas. Feynman sabía que lo importante de un pájaro no era su nombre (éste podría diferir de un idioma o región a otro), lo imperturbable y valioso era conocer sus hábitos, y entender cómo éstos respondían a necesidades, a causas. De este modo, Feynman, quien llegó a ganar el premio Nobel de Física, no consideraba importante acordarse del nombre de muchas de las teorías que utilizaba, para jolgorio de sus colegas científicos.
La educación, la ciencia y el éxito según Feynman
Según muchos de sus contemporáneos, Richard Feynman era un gran profesor. En palabras de D. Goodstein y G. Neugebauer, del Instituto Tecnológico de California, Feynman llegó incluso a ser el mejor de su era. Tal como relatan en el prefacio especial del libro Seis piezas fáciles, "cuando Feynman impartía una clase, el aula era un teatro, el conferenciante un actor y el acto un espectáculo cautivador". Según escribía The New York Times, "Feynman se comportaba como una combinación imposible de físico teórico, artista de circo, todo movimiento corporal y efectos de sonido".
Pese a toda esa maravillosa reputación como docente, cuando en cierta ocasión se le pidió a Feynman que diera una charla sobre ciencia a profesores de ciencias de escuelas elementales, éste no tuvo reparos en sincerarse: "Tengo mucha experiencia enseñando a estudiantes de física, y lo único que sé es que no sé cómo enseñar". Durante el resto de la charla, Feynman les contó a los profesores la historia sobre el nombre de los pájaros que yo les exponía anteriormente, con el propósito de dar a entender que tal vez habría que dejar de lado las definiciones durante las primeras fases del aprendizaje.
Vídeo sobre la vida de Richard Feynman (es posible activar los subtítulos en español).
Durante esa charla, Feynman trató de responder a lo que podría parecer una pregunta simple: ¿qué es la ciencia? Es posible que tras su visión de la ciencia se esconda uno de los grandes mensajes de Feynman sobre educación: "La ciencia es el resultado de redescubrir, a base de de comprobar una y otra vez por experiencia propia, las cosas que valen la pena, sin confiar ciegamente en las experiencias pasadas de otros humanos".
En otra ocasión, se le preguntó a Feynman sobre cómo el ganar el premio Nobel había cambiado su vida, a lo que él respondió: "El éxito es hacer cosas interesantes y divertidas, el mejor premio: el placer de descubrir y entender".
Una herramienta para entender lo que se oculta tras los nombres
Dejamos atrás 2015, pero lo cierto es que, según la idea de Feynman sobre los nombres, este número no nos dice prácticamente nada sobre lo que ha sucedido en los últimos doce meses (algunas voces incluso sostienen que ni siquiera ese número coincide con el tiempo transcurrido desde el nacimiento del mesías). Supongo que Feynman también estaría de acuerdo con lo siguiente: por suerte, tenemos algunas herramientas para tratar de discernir entre el nombre de las cosas y lo que las cosas son, una de las más poderosas: la ciencia. Y ha sido precisamente con esa intención, la de descubrir lo que se esconde tras el nombre de las cosas, que en este 2015 me he dedicado a investigar y compartir con ustedes algunas cosas que conocemos bajo el nombre de educación, éxito, miedo, ética, soledad, amor, sexo, creatividad, humanidad, verdad y felicidad.
Mi lectura de Feynman: nombres y palabras que no dicen mucho sobre las cosas
Intuyo que, como consecuencia de la ignorancia sobre la realidad de las cosas que se ocultan tras sus nombres utilizamos éstos, con mucha frecuencia, de forma errónea o interesada. Por ejemplo, lo realmente importante tal vez no sea si a personas que matan a otros seres humanos les colgamos el cartel de "asesinos" o de "militares" (Feynman explica que su padre le enseñó a no dar valor a los uniformes ni a las medallas). También etiquetamos concienzudamente como "refugiados" o "inmigrantes" a millones de personas, sin entender que hay seres humanos que, por distintas razones, buscan una vida mejor. Más aún, es posible que lo importante en política no sea dirigir gobiernos propios y ajenos en nombre de algo llamado "democracia", sino entender el concepto que sustenta tal palabra y tratar de recuperar su esencia. Lo vital, a lo mejor, no es que te digan que te quieren, sino sentir que alguien lo hace de verdad (Feynman se casó con su novia, gravemente enferma de tuberculosis). Es posible que, lo necesario de verdad, sea tener a algunas personas que harían casi cualquier cosa por ti sin dudarlo un segundo, en lugar de acumular a cientos/miles de amigos virtuales. Es posible, también, que en ocasiones confundamos las palabras y que lo que llamamos "normal" sea solamente lo que deberíamos llamar "habitual".
También seguimos llamando "deporte" a lo que en realidad deberíamos llamar "competición", y "solidaridad" a algo que probablemente sea más parecido a la "caridad". Continuamos apreciando algo que llamamos "éxito", sin saber lo que esto significa, y separando, por tanto, a las personas entre "ganadores y perdedores" sin demasiado criterio (Feynman dijo que no creía en los premios, ni siquiera en el Nobel).
El legado de Feynman
El legado de Feynman es extenso y no se limita a la ciencia o a la enseñanza de ésta, sino que se expande hasta aspectos artísticos y humanísticos. Pero el tema de hoy era presentarles un concepto que Feynman fue capaz de transmitir en una sola clase, ante un buen número de profesores de ciencias: todos conocemos muchas palabras, muchos nombres, pero en realidad sabemos poco sobre las cosas que se esconden tras de ellos.
Por todo ello, doy gracias por el año que dejamos atrás, porque he podido invertir tiempo y energías en tratar de entender un poco mejor lo que se esconde tras el nombre de las cosas.
Doy gracias a Richard Feynman por recordarme que esta tarea tiene sentido. Gracias a ustedes también por interesarse por las cosas que se ocultan tras los nombres.