Rusia descubre la nueva gran amenaza de Ucrania
La desesperación de Kiev por lograr armas le ha llevado a una revolución industrial doméstica.
Ucrania entrará el mes que viene en su tercer de guerra de invasión, iniciada por Rusia en febrero de 2022. Durante todo este tiempo, ha clamado a Occidente para que le ayude en la defensa de su territorio, desde lo político y lo económico pero, sobre todo, desde lo defensivo.
Los aliados de Kiev han estado ahí, con una unidad importante, pero también con cierto debate sobre el qué, el cuándo, el cómo se manda. A ello se ha sumado en los últimos tiempos la llamada fatiga de guerra, el desgaste de la larga contienda que ha llevado a escollos en la liberación de esta ayuda. Por eso, los de Volodimir Zelenski han acelerado la producción propia de armamento y munición, y le está saliendo bien, como demuestran éxitos como sus drones de superficie.
Ahora, la cadena norteamericana ABC ha tenido acceso a una planta de la empresa Ucraniana Armor, una de las principales armamentísticas del país, y allí ha constatado ese nuevo poderío ucraniano. La conclusión es clara: Rusia ve cada vez más el crecimiento del propio sector militar-industrial interno de Ucrania como una "amenaza".
El director general de la empresa, Vladislav Belbas, destaca en la entrevista su producción de lanzadores de mortero y proyectiles, así como varios modelos de vehículos blindados de combate de infantería. Añade que últimamente Moscú ha estado apuntando cada vez más a sitios de producción de armas ucranianas, con andanadas de misiles y drones, sabedores en el Kremlin de su potencia creciente.
La amenaza de los misiles y drones rusos es tan grave que Ucrania Armor dijo que distribuye su base de producción en múltiples sitios para minimizar el impacto de un posible ataque, señala la ABC. "Siempre que ataquen, debemos estar seguros de que sólo una pequeña parte del proceso de fabricación será destruida", añadió su responsable.
Ucrania Armor produce alrededor de 20.000 granadas de mortero cada mes y alrededor de 100 lanzadores de mortero de distintos calibres, con un precio que entre un 20 y un 30% más barato de lo que valen los que llegan del exterior. La producción de proyectiles de mortero en Ucrania aumentó el año pasado, y el país fabricó 42 veces más proyectiles que en 2022, anunció en diciembre Oleksandr Kamyshin, ministro de Industrias Estratégicas.
El sector emplea ya a 300.000 personas el año pasado, según los medios ucranianos, y en su mensaje de Año Nuevo, el presidente ucraniano Zelenski predijo que en este 2024 Rusia "sentirá la ira de la producción nacional".
Aún así, el Carnegie Endowment para la Paz Internacional, un centro estadounidense de estudios políticos y de defensa, publicó el 4 de diciembre un informe pesimista sobre el potencial de la industria militar ucrania. La autora del documento es Katerina Bondar, antigua asesora de los ministerios de Defensa y de Finanzas de Ucrania.
Sus conclusiones eran sombrías en todos los ámbitos, el primero, el de la seguridad: "No hay una solución mágica para reducir el riesgo. Trasladar la producción al subsuelo, por ejemplo, aumentaría mucho los costes y empeoraría las condiciones laborales. Los sistemas de defensa antiaérea escasean y no pueden garantizar una protección total", concluye. "Las grandes inversiones en nuevas infraestructuras físicas son improbables mientras persista la amenaza de un ataque ruso. La corrupción, la gestión poco profesional, empresas poco eficientes y déficits tecnológicos son solo algunos de los retos que Kiev tiene que afrontar antes de que Ucrania pueda producir sistemas armamentísticos y munición a una escala necesaria para sus enormes necesidades militares", cita el diario El País.