Qué ocurrió en la Batalla de Lepanto y quién ganó de forma aplastante
Fue una de las mayores confrontaciones navales de la época y tuvo repercusiones significativas en el equilibrio de poder en el Mediterráneo.
En el siglo XVI, el Mediterráneo era un campo de batalla crucial para las potencias europeas y el Imperio Otomano. La expansión otomana representaba una amenaza constante para los territorios cristianos, lo que llevó a la formación de alianzas estratégicas para contrarrestar su avance. En este contexto, la Batalla de Lepanto se convirtió en un enfrentamiento decisivo que cambiaría el curso de la historia.
La Liga Santa, una coalición formada por España, los Estados Pontificios, la República de Venecia y otras fuerzas cristianas, se unió con el objetivo de frenar el poderío naval otomano. La batalla, que tuvo lugar en el golfo de Patras, cerca de la ciudad griega de Lepanto, fue una de las mayores confrontaciones navales de la época y tuvo repercusiones significativas en el equilibrio de poder en el Mediterráneo.
El 7 de octubre de 1571, las flotas de la Liga Santa y del Imperio Otomano se encontraron en el golfo de Patras. La Liga Santa, comandada por Don Juan de Austria, contaba con aproximadamente 206 galeras y 6 galeazas, mientras que la flota otomana, liderada por Alí Pasha, disponía de alrededor de 230 galeras. La superioridad numérica otomana no fue suficiente para asegurar la victoria.
La batalla comenzó con un intercambio de disparos de artillería, seguido de un feroz combate cuerpo a cuerpo cuando las naves se abordaron mutuamente. Las galeazas venecianas, equipadas con una artillería pesada, jugaron un papel crucial al infligir graves daños a las galeras otomanas desde una distancia segura. Este factor, junto con la valentía y la disciplina de los soldados cristianos, inclinó la balanza a favor de la Liga Santa.
Durante el enfrentamiento, la nave capitana de Alí Pasha fue abordada y capturada, lo que desmoralizó a las fuerzas otomanas. La muerte de Alí Pasha en combate fue un golpe devastador para los otomanos, que comenzaron a retirarse en desorden. La Liga Santa logró una victoria decisiva, capturando o destruyendo más de 200 galeras otomanas y liberando a miles de esclavos cristianos que habían sido forzados a remar en las naves enemigas.
La preparación para la batalla fue meticulosa. La Liga Santa se reunió en el puerto de Messina, en Sicilia, donde las flotas aliadas se concentraron y realizaron ejercicios conjuntos para coordinar sus tácticas. La logística fue un desafío considerable, ya que se necesitaba asegurar el suministro de alimentos, agua y municiones para una flota tan grande. Además, se llevaron a cabo reparaciones y mejoras en las naves para asegurar su máxima eficiencia en combate.
El plan de batalla de Don Juan de Austria se centró en dividir la flota en tres escuadrones principales, con una reserva en la retaguardia. Esta disposición permitía una mayor flexibilidad táctica y la capacidad de responder rápidamente a los movimientos del enemigo. Las galeazas venecianas se posicionaron al frente para aprovechar su potencia de fuego superior.