Putin encuentra su propio techo de la escalada nuclear
Rusia, que ya desplegó armas nucleares tácticas en Bielorrusia tras la invasión de Ucrania, tiene previsto también enviar a territorio bielorruso misiles Oreshnik.
Los presidentes de Rusia y de Bielorrusia, Vladimir Putin y Alexander Lukashenko, respectivamente, suscribieron el pasado viernes un tratado con garantías mutuas de seguridad que contempla, entre otras cosas, el posible uso de armamento nuclear en caso de amenaza externa.
Los dos mandatarios han sellado este nuevo compromiso tras una reunión en Minsk. Como ha destacado Putin, el texto incluye "obligaciones mutuas" encaminadas a "garantizar la defensa, proteger la soberanía, la independencia y el orden constitucional" de los dos países vecinos, para lo cual se podrían utilizar "todas las fuerzas y medios disponibles".
Rusia, que ya desplegó armas nucleares tácticas en Bielorrusia tras el inicio en febrero de 2022 de la invasión militar de Ucrania, tiene previsto también enviar a territorio bielorruso misiles Oreshnik, un nuevo proyectil balístico que las fuerzas rusas ya han probado en su ofensiva sobre Ucrania y que Moscú quiere producir en serie.
El presidente Vladimir Putin ha dedicado gran parte de sus recientes apariciones públicas a elogiar las nuevas armas rusas que son "casi como armas nucleares". El jefe del Kremlin habló del despliegue del Oréshnik (Avellano), que fue por así decir presentado en sociedad el pasado 21 de noviembre al ser utilizado para atacar una fábrica de armamento en el este de Ucrania, cuando prácticamente acaba de aprobar su producción en serie.
"A nosotros nos causa una preocupación especial la situación en Europa. En particular, por supuesto, en Ucrania. Los países occidentales instigan intencionadamente las tensiones (...) Las políticas irresponsables están llevando al mundo al borde de un conflicto global", afirmó Putin.
"El chantaje nuclear y las bravuconadas en los programas de entrevistas rusos y en los canales oficiales de Telegram desempeñan un papel positivo en dosis moderadas para el régimen y para Putin personalmente", según señala el medio Onet Wiadomości. La amenaza abstracta conduce a un orgullo concreto por las capacidades militares de Rusia y a un sentido de participación en esta potencia. Pero esto no se traslada al plano real.
En marzo de 2023, el Instituto de Análisis y Conflictología de Rusia preguntó a la gente si apoyarían un ataque nuclear contra Ucrania y los países de la OTAN. Una mayoría absoluta del 88% de los rusos no apoyaría el uso de armas nucleares contra Ucrania.
Después de todo, las ojivas nucleares no distinguirán entre quién se salva y quién no. "De esta manera, Putin ha llevado la escalada hasta el techo fijado no por Occidente, sino por su propia sociedad", destaca el mismo medio.