Pakistán fumiga una ciudad con aviones de Emiratos Árabes Unidos
El país asiático recurre a una medida extrema para frenar un gran problema.
La contaminación a la que casi la totalidad del mundo está sometida, debido al uso constante de coches, aviones, fábricas y un sinfín de prácticas agresivas contra el medioambiente, está provocando que numerosos países tengan que tomar decisiones drásticas y límites para luchar contra esta situación.
Uno de los países que ha comenzado a introducir medidas importantes en este sentido ha sido Pakistán. El país asiático es uno de los más contaminantes y contaminados del mundo, con una altísima tasa de emisiones nocivas para el medioambiente a lo largo y ancho de sus fronteras.
Es por ello que las autoridades pakistaníes hayan decidido tomar cartas en el asunto y combatir el conocido como esmog o smog (de "smoke": humo; y "fog": niebla). Se trata de un problema que puede afectar de forma grave a la salud de sus ciudadanos, y cuya exposición puede generar problemas de respiración crónicos y similares.
La medida: fumigar la ciudad con aviones
La ciudad principalmente afectada ha sido Lahore, ubicada en el noreste del país, y la primera que ha experimentado una especie de 'fumigación' para paliar los efectos del esmog.
Para ello, Pakistán se ha ayudado de otro país: Emiratos Árabes Unidos (EAU), quienes donaron dos aviones con 48 cohetes "para provocar lluvia", tal y como afirmaron a medios locales. Estos aviones cuentan con una tecnología capaz de sembrar nubes, y que pueden provocar precipitaciones de forma artificial. Los efectos de esta práctica tardan en aparecer unas dos semanas, por lo que en pocos días, el gobierno pakistaní sabrá si ha sido un éxito o no.
Desde EAU informan de que esta técnica es muy utilizada en su país para provocar lluvias cuando en tiempo de sequía, y aseguran que cada vez están recurriendo más a ella. Según comunicaron, el procedimiento consiste en introducir sal o similares en las nubes para conseguir precipitaciones.
Esto se produce debido a que los cristales que surgen de dicho proceso favorecen la condensación que finalmente se traducirá en lluvia. Aunque puede sonar novedoso, esta técnica ya ha sido usada en muchos países, como EEUU, China o India.
