Las claves de la Convención Demócrata: la hora de coronar a Harris y conocer sus apuestas

Las claves de la Convención Demócrata: la hora de coronar a Harris y conocer sus apuestas

Los progresistas muestran en Chicago su metamorfosis: tras la crisis por los fallos de Biden, han recuperado la esperanza de ganar en las elecciones de noviembre con una candidata que supera a Trump en las encuestas. A ver cuánto dura el efecto. 

Kamala Harris da un discurso en un mitin en Largo (Maryland), el pasado 15 de agosto, con Joe Biden haciendo un gesto de fuerza a su espalda.Anna Moneymaker / GETTY

A solo tres meses de las elecciones de 2024, miles de personas se reunirán en Chicago desde este lunes para participar en la Convención Nacional Demócrata. Es una tradición que se remonta a la década de 1830, cuando un grupo de delegados que apoyaban al presidente Andrew Jackson se citaron en Baltimore para nominarlo para un segundo mandato. Así nació una cita que sirve para coronar al candidato de los progresistas norteamericanos, pero que este año verá lo nunca visto: cómo un jinete sustituye a otro a mitad de la carrera, en un intento de llevar al caballo en cabeza hasta la meta, o sea, las elecciones del próximo 5 de noviembre. 

Fue el actual presidente, Joe Biden, el que desde principios de año y hasta entrado el verano se ganó el apoyo de los delegados demócratas estado a estado, si competencia, pero ya sabemos lo que vino después: un debate en la CNN contra el republicano Donald Trump, fallos, tropiezos, duras, especulaciones y, al fin, una despedida. El mandatario dio un paso al costado y dijo a quienes le habían avalado que, por supuesto, tenían libertad de voto, pero que su candidata para tomarle el testigo era Kamala Harris, la actual vicepresidenta. Y con su señalamiento llegaron, en cascada, los de todos los demás pesos pesados del partido. Ahora será ella la que, el jueves, será proclamada sin dudas como candidata a la Casa Blanca. 

En realidad, el Partido Demócrata ya nominó oficialmente a Kamala Harris en una votación virtual, tras el abandono de Biden y vista la rapidez con que logró los apoyos de la formación, hasta de los más tímidos Obama. Pero la verdadera puesta de largo viene ahora, en cuatro días de eventos non stop, en los que famosos y personalidades del partido le darán definitivamente el cetro, la corona y el trono. Todos los poderes posibles para batir a un Trump que lleva dos años por delante en las encuestas, pese a su desastrosa legislatura entre 2016 y 2020. Esos números ya no valen. 

Tanto forzaron los republicanos el debate sobre la salud y las capacidades de Trump que minusvaloraron las presiones que podían surgir en el bando contrario y, también, la capacidad de aguante de Biden o, como le gusta decir a sus colaboradores, su "capacidad de sacrificio" para ceder y no presentarse a la reelección. Hoy, la baza fundamental que tenía Trump contra sus oponentes, la edad de Biden, se ha esfumado. El "viejo senil", si hay alguno, es él. 

Todo se ha dado la vuelta y, por el momento, los conservadores no están sabiendo cómo reaccionar ante una candidata mujer del oeste, perteneciente a dos minorías (la afroamericana y la asiática), y de carisma creciente, que ha elegido a un aspirante a vicepresidente blanco, del centro del país, tremendamente querido en su estado, con sentido del humor y gancho, como Tim Walz, el actual gobernador de Minnesota, igualmente ratificado ya en la boleta de forma virtual. 

Estas son las claves de la cita que dará el pistoletazo de salida final a la campaña electoral norteamericana. 

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La Convención de este año se llevará a cabo en el United Center Arena de Chicago, del lunes 19 de agosto al jueves 22 de agosto.

Como Harris y Walz ya han sido nominados aunque no sea de forma presencial, tocará cerrar todo el proceso legal de la candidatura, trámite tedioso pero necesario para que todo sea conforme a la norma y se pueda, ya sí, lanzar la precampaña (que en realidad lleva muchos meses rodando). Un grupo de trabajo lleva días abordando este reto en un edificio paralelo, el McCormick Place de Chicago.

Aclarados ya otros propósitos, se ahí tiene que salir además el programa, los hechos. La cita de este año se centrará sobre todo en los discursos de destacados demócratas y en la adopción de la plataforma del partido, que abordará una amplia gama de cuestiones, incluidos planes generales para reducir la inflación, mitigar el cambio climático o abordar la violencia armada. En el borrador, publicado ya por la prensa de EEUU, los demócratas contrastan cada una de las posiciones del partido con el Proyecto 2025, un plan ultraconservador de cómo podría ser una segunda administración Trump, elaborado por la Heritage Foundation. Trump ha tratado de distanciarse de dicho proyecto, aunque varios de sus aliados participaron en su redacción. 

Ahora suena demasiado radical cuando la propia Harris está intentando contentar a todos los flancos del electorado precisamente para aglutinar todos los apoyos posibles de quienes rechacen al magnate. La vicepresidenta trata de hacer frente a viejas vulnerabilidades en sus posiciones políticas, mientras supera la laguna de no tener carteras propias y políticas con su nombre que mostrar tras esta legislatura en Washington y, además, con la complicación añadida de no dejar en mal lugar al saliente Biden. 

Cuando heredó la campaña de Biden a finales de julio, el sitio web de su candidatura incluía seis puntos en la carrera contra Trump, incluyendo la ampliación de la protección del voto y la restauración del acceso nacional al aborto. También la promesa de subir el salario mínimo, respetar a los sindicatos gremiales, endurecer las condiciones para comprar armas en EEUU, endurecer las medidas contra la inmigración irregular y aumentar las medidas liberales en lo económico, un guiño a los más centroderechistas. 

Harris ha repetido que haría campaña por un país "donde todo el mundo tenga una sanidad asequible, donde cada trabajador tenga un salario decente y donde cada anciano pueda jubilarse con dignidad". "Nuestra campaña siempre ha sido sobre dos visiones diferentes de nuestro país: una centrada en el futuro, la otra en el pasado", enfatiza. "Se centrará en la economía y en lo que tenemos que hacer para reducir los costes y también para fortalecer la economía en general", dicen también sus asesores ante el discurso por venir.

¿Quién hablará?

Está previsto que en la Convención participen docenas de destacados demócratas y celebridades, que subirán al escenario en Chicago o mandarán sus mensajes. El presidente Biden encabezará el plantel en este el lunes por la noche. La multitud también escuchará a la primera dama Jill Biden, o al alcalde de Chicago, Brandon Johnson. La Casa Blanca ha apuntado que el mandatario se centrará "en lanzar un mensaje de unidad, en afrontar los problemas reales de los ciudadanos y en recordar todo lo hecho" en esta legislatura, como ha explicado su portavoz, Karine Jean-Pierre.

Se espera que el martes haga declaraciones el expresidente Barack Obama, que fue de los que más tardó en avalar a Harris, aunque acabó haciéndolo con entusiasmo junto a su esposa, Michelle, a quien las encuestas daban como posible sucesora de Biden, por más que ella siempre haya rechazado ese papel, al menos hasta ahora. El gobernador de Illinois, JB Pritzker, y el marido de Harris, el segundo caballero Doug Emhoff, también se dirigirán a la convención el martes.

Ya en la programación del miércoles figuran el expresidente Bill Clinton y la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, entre otros. El compañero de fórmula de Harris, Walz, pronunciará el discurso en horario de máxima audiencia esa noche, después de su nominación.

La velada más importante de la Convención es el jueves , cuando Harris subirá al escenario, al fin. Aceptará formalmente la nominación presidencial y pronunciará su discurso, para el que se ha buscado el lema "Por el pueblo; por nuestro futuro". 

Aunque la agenda está por cerrar y se quiere dar espacio a las sorpresas, se sabe que la que fuera secretaria de Estado, Hillary Clinton, la exprimera dama Michelle Obama, el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, también subirán al escenario en algún momento de la semana. Todos a una. 

Los famosos no son los únicos que harán acto de presencia en esta reunión, ya que también estará jalonada de discursos de ciudadanos estadounidenses de diversos ámbitos, de la salud a la educación, incluidos votantes de Trump. Han circulado rumores sobre la presencia de megaestrellas como Beyoncé (su canción Freedom es el tema de la campaña de la vicepresidenta) o Taylor Swift (que en las últimas elecciones apoyó en público a Joe Biden), pero ninguna de las dos ha hablado sobre si estarán allí.

Sí se espera que alrededor de 50.000 personas asistan a la convención de este año. Esto incluye miles de delegados elegidos por los partidos demócratas estatales, así como superdelegados, que son importantes funcionarios electos, miembros notables del Partido Demócrata y algunos miembros del Comité Nacional Demócrata. El meollo, por más que tengan menos purpurina. 

Además, están previstas manifestaciones fuera de la sede del Comité Nacional Demócrata, muchas de las cuales se centrarán en la oposición al apoyo de Estados Unidos a la guerra de Israel en Gaza. Los organizadores han dicho que hasta 10.000 personas podrían asistir a la marcha. Los manifestantes han estado peleando con la ciudad de Chicago sobre dónde pueden protestar. Ya ha habido gritos y concentraciones durante el fin de semana, pero se espera que vayan a más. Tampoco es descartable que se manifiesten los partidarios de Trump. 

Encuestas y renovación

En el horizonte, más allá de lo que Harris en sí plantee, está el duelo con Donald Trump. El candidato republicano y la candidata demócrata tendrán su primer debate presidencial el 10 de septiembre, ya pactado, mientras que los aspirantes a la vicepresidencia de Estados Unidos, Tim Walz, y el senador republicano de Ohio, J.D. Vance, han acordado enfrentarse en un debate televisivo el próximo 1 de octubre.

Hay que ver con qué fuerzas llegan cada uno. Trump tenía totalmente bajo control su discurso frente a un envejecido Biden. Sin embargo, durante el primer mes con Kamala Harris como rival, el republicano se ha mostrado más imprudente al exagerar de forma exponencial sus ataques contra la actual vicepresidenta: ha puesto en duda que sea negra, la ha acusado de "ejecutar bebés" por apoyar el aborto y hasta ha asegurado que utiliza Inteligencia Artificial para falsificar la multitudinaria asistencia a sus mítines.

Resultado: cae en las encuestas porque, claramente, no ha encontrado aún el tono ni los temas con los que tiene que atacar a su rival. El sondeo más reciente es de ayer, domingo: ABC News, el Washington Post e Ipsos dan a la candidata demócrata una ventaja de 50 % frente al 45 % de apoyo que recibe el republicano , si bien Harris no logra superar al expresidente (2017-2021) en temas clave como el manejo de la economía y la inmigración. Aún así, la nueva aspirante ganaría en todos los tramos de edad, en todas las minorías y en todos los niveles educativos, aunque en una pugna muy reñida que se espera lo sea hasta el sprint final. 

La web FiveThirtyEight, que hace medias de las encuestas que publica toda la prensa de EEUU, señala que, como promedio, Harris adelanta a Trump por un margen de 2,6 puntos porcentuales, 46,4 % frente al 43,8 %. Los defensores de que diera el paso adelante siempre han dicho que el hecho de ser mujer, pertenecer a una minoría, tener un pasado como fiscal y como abogada especializada en derechos civiles y estar muy cerca de causas como la del derecho al aborto la hacían fuerte, por más que su papen en la legislatura que ahora muere no haya sido de relumbrón. Ha aportado una esperanza que Biden ya no podía poner sobre la mesa. 

Es otra de las claves de esta Convención, porque no es sólo Harris: con ella y con Walz llega la renovación al Partido Demócrata, que gana líderes que van más allá de cortoplacismo, porque no son un tapón por edad o suplentes entre dos grandes líderes, sino candidatos de peso por sí mismos. Tienen por delante el reto de una campaña más rápida de lo habitual porque no se han lucido en las primarias pero, a cambio, aportan una promesa de continuidad y de seguridad para el partido. 

Tras las semanas de angustia por la mala posición de Biden y su declive, ahora el presidente no se avergüenza de su marcha ni pone reparos, en pro de un bien mayor que puede darle al partido años de terreno firme por delante. Ahora demócrata no es sinónimo de caduco, sino de futuro, como dice su lema, y esa es la clave del nuevo tiempo. Los republicanos están aún desarmados ante el nuevo relato. 

Trump, por ejemplo, se ha aferrado a la idea de que es "inconstitucional" que Harris releve a Biden en mitad de la carrera presidencial, pero es legal, cada partido decide sus tiempos y maneras y son los delegados los que ahora, en el paso final, deciden. El dinero que ambos recaudaron -y que ella ha multiplicado en un puñado de días- se puede seguir usando porque estaba dada de alta la dupla Biden-Harris, la vicepresidenta ya estaba dentro de la pseudoempresa que hay que montar para lanzar una campaña. Queda el pataleo ante un clima que ha cambiado totalmente. 

Quizá algo más: hay prensa nacional que ha desvelado los miedos en el seno republicano a que el elegido para la vicepresidencia, J. D. Vance, senador por Ohio, sea cambiado para atraerse a votantes negros o latinos en los que ahora no aporta. Hay muy pocas diferencias, salvando la edad y el dinero, entre el uno y el dos. 

Y van por detrás en el momento cumbre de Harris. Si ellos se felicitaban al hacer en julio su Convención Republicana, con las cosas mucho más claras que sus rivales, ahora están más cerca de las elecciones con una mujer que sube como la espuma y que, en unos días, será la portada de Time, a lo grande. 

Con sus luces y sus sombras, pero en el centro del debate. Le va a costar al exmandatario recuperar el eje y la agenda, aún cuando el atentado en su contra parecía que lo podía encumbrar más aún. Queda mucho hasta noviembre. De momento, esta es la semana del baño de masas demócrata. El jueves habrá reina Kamala.