La inflación y la bajada de fondos obligan a Cruz Roja a cerrar 26 oficinas y echar a 1.800 personas
La organización aporta ayuda en situaciones de crisis y conflictos armados, en las que muchas veces es el único actor humanitario capaz de hacerlo.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha anunciado que recortará 1.800 puestos y cerrará 26 de las 350 ubicaciones desde las que trabaja en todo el mundo para aportar ayuda en situaciones de crisis y conflictos armados en las que muchas veces es el único actor humanitario capaz de hacerlo.
El recorte de personal será superior en 300 puestos a los que la organización anunció a principios de abril con el objetivo de reducir su prepuesto de 2023 a 2.400 millones de francos suizos (2.470 millones de euros), frente a los 2.800 millones que había previsto inicialmente.
Entre las oficinas que cerrarán figuran las de Mauritania, Kuala Lumpur y Grecia, mientras que las de Dakar, Nairobi, Amman, Bangkok, Panamá y otras reducirán significativamente su tamaño.
En términos de programas, algunos como el de asistencia con dinero en efectivo disminuirá su alcance con el fin de reforzar, a cambio, la misión de la organización en zonas de difícil acceso, próximas a líneas de combate o que están disputadas por las partes de un conflicto.
La inflación -que implica un coste adicional de 160 millones de francos que la organización ya había decidido absorber sin ayuda- y las dificultades en cubrir sus peticiones de fondos en un entorno en el que las necesidades humanitarias no hacen más que aumentar, llevaron a la entidad a empezar 2023 con un déficit de 140 millones de francos.
La financiación libre de los donantes -es decir, la que no está condicionada a cubrir operaciones en lugares determinados- ha provocado que otras operaciones de la Cruz Roja Internacional hayan quedado seriamente subfinanciadas.
Los responsables de la entidad han señalado que esta ha sido una decisión muy difícil ya que el presupuesto original -con un aumento de 0,3 % con respecto al año anterior- apenas permitía ofrecer un nivel similar de servicios humanitarios que el año pasado, a pesar de que las necesidades han aumentado al ritmo de las nuevas crisis, en particular la guerra de Ucrania, donde el CICR ha tenido que aumentar sus actividades.
La entidad indicó que el plan de recortes ya ha empezado a aplicarse en su sede mundial, en Ginebra, así como en sus delegaciones en el terreno.
"Aproximadamente 1.800 personas en todo el mundo perderán sus empleos en los próximos meses. Esta cifra no incluye a otro personal que puede estar afectado porque habrá menos tareas y como resultado del congelamiento de nuevas contrataciones para algunos puestos", explicó el CICR en un comunicado.
Además de las delegaciones que se cerrarán, otras reducirán su tamaño y acción, sobre todo en casos en los que un territorio puede ser cubierto desde otra oficina o donde otras organizaciones humanitarias puedan tomar el relevo.