China sorprende con el megapuente de 24 kilómetros
Tiene, además, ocho carriles de ancho, islas artificiales y un túnel submarino
No es más largo del mundo, el título lo ostenta otro situado a 32 kilómetros de distancia, pero el puente de Shenzhen-Zhongshan sí el más ambicioso que ha construido China en los últimos años: su presupuesto supera los 6.200 millones de euros y cuando se abra al público dentro de un año conectará 11 de ciudades de una de las zonas urbanas más pobladas y pujantes del mundo.
Algunas de las cifras que rodean a esta mega infraestructura de China dan buena cuenta de la magnitud de una construcción que nace para mejorar la comunicación de los casi 70 millones de habitantes de la Gran Área de la Bahía: 24 kilómetros de largo, ocho carriles de ancho, islas artificiales y un túnel submarino. Y sí, cuenta con un récord Guinness en su haber: asfaltar más de 22.600 metros cuadrados de carretera en un día.
Las autoridades chinas buscan con la construcción de este puente no solo unir física y conceptualmente las ciudades de un área geográfica conocida como el 'Silicon Valley de China' -tecnológicas de presupuestos multimillonarias están instaladas en la zona- sino que, según expertos consultados por la CNN, una declaración de intenciones con la que el gobierno chino quiere aumentar su influencia económica y política en el mundo.
"Las infraestructuras son una parte esencial de la reputación que tiene China respecto al crecimiento mundial y son también claves en la forma en la que abordan su desarrollo nacional e internacional", explica Austin Strange, especialista en política exterior china de la Universidad de Hong Kong.
Pese a la espectacularidad de la infraestructura y de los beneficios económicos que promete, el puente de Shenzhen-Zhongshan se enfrenta también a unos cuantos desafíos: las ciudades de la región pertenecen a sistemas jurídicos diferentes, los ciudadanos se manejan con monedas distintas y viajan con hasta tres pasaportes.
Lo que parece que no va a eliminar el puente, pese a sus dimensiones, son los embotellamientos. "No hay que preocuparse. Habrá atascos", asegura Xiao Geng, director del Instituto de Política y Práctica del campus de Shenzhen de la Universidad China de Hong Kong, convencido de que ayudará a equilibrar la riqueza en la región.