Alemania aumentará el control de sus fronteras con Polonia y República Checa
La medida es una respuesta ante la llegada de cada vez más migrantes en tránsito desde países vecinos. En Berlín, se agotan los recursos en los centros de asilo para atender a los recién llegados.
La policía alemana reforzará sus controles móviles contra el tráfico de personas y los realizará a partir de ahora también en las fronteras con Polonia y República Checa, según anunció ayer la ministra del Interior, Nancy Faeser.
"Hay que detener el cruel negocio de los traficantes, que obtienen los máximos beneficios a base de poner en riesgo vidas", declaró Faeser en una comparecencia en Berlín en la que aseguró que uno de cada cuatro migrantes y refugiados que llegan a Alemania lo hacen gracias a un traficante.
Los nuevos controles no equivalen a las inspecciones sistemáticas en puntos fijos que llevan reclamando desde hace semanas los estados federados fronterizos y la oposición conservadora, sino que se trata de una medida intermedia.
Los controles aleatorios que tratan de detectar vehículos sospechosos se realizarán a partir de ahora en la propia línea fronteriza y no sólo en las inmediaciones, de forma "flexible y móvil", según la ministra, pero con un mínimo impacto sobre los desplazamientos fronterizos privados y comerciales.
"Mi objetivo es incrementar la presión sobre los traficantes y proteger a las personas que son traficadas a través de la frontera, a menudo sin agua y con apenas oxígeno", declaró Faeser.
La ministra socialdemócrata señaló no obstante que el "paso decisivo" para reducir la migración irregular es el acuerdo para la creación de un sistema común europeo de asilo por el que "los controles estrictos y el registro se realicen en las fronteras exteriores" de la Unión Europea (UE).
Sólo esto puede aliviar la carga de los municipios alemanes sobrepasados por la acogida de refugiados y garantizar un mejor reparto a nivel comunitario, aseveró, declarándose optimista de que se podrá llegar a un consenso "rápidamente".
El Gobierno dirigido por el socialdemócrata Olaf Scholz se resiste desde hace meses a imponer controles permanentes en la frontera con Polonia y sostiene que estos no son necesarios si Varsovia cumpliera con su cometido de no dejar cruzar a migrantes y solicitantes de asilo en situación irregular.
La disputa por esta cuestión con el país vecino se ha recrudecido después de que estallara un escándalo que implica al Ministerio de Exteriores polaco en la venta irregular de posiblemente decenas de miles de visados a través de algunos de sus consulados en Oriente Próximo, Asia y África.
El canciller alemán pidió el pasado fin de semana a Varsovia que esclarezca con rapidez la situación en vista de la posibilidad de que muchos de los migrantes que adquirieron esos visados de forma irregular se hayan desplazado después a otros países del espacio Schengen.
El Gobierno polaco, por su parte, calificó las declaraciones de Scholz de intromisión en la campaña electoral y acusó a Berlín de ser el responsable del aumento de la llegada de migrantes por negarse a aplicar una política de mano dura al respecto.