La agenda de Falsarius: 4-0¡¡¡¡¡¡
DOMINGO: Te levantas en un país pringadillo y te acuestas en uno campeón de Europa. Mola. Queda mucho por hacer, pero por algo se empieza. Ahora que llueva en Valencia. Por favor.
LUNES: Qué manía con las siglas. Creo que nunca me acostumbraré a llamar AOVE al aceite de oliva virgen extra. Me suena fatal. En plan "voy al médico a que me haga un AOVE para ver cómo tengo la próstata" y cosas así. Si lo piensas cuando vas a aliñar la ensalada, le quita mucho encanto a la cosa.
MARTES: Me voy a Sevilla a hacer promoción de mi libro en plena ola de calor. Hacer un montón de entrevistas, yendo de un lado para otro, en una ciudad sometida a más de 40 grados es una experiencia. Extrema. Afortunadamente Sevilla siempre merece la pena. Me alojo en el hotel Vincci La Rábida que tiene una terraza con una vista nocturna de la Giralda impresionante. Y el placer estético está muy bien, pero a mí me quita poco el hambre. Dicha circunstancia me lleva a descubrir que tienen una tarta de manzana casera de escándalo. A la Giralda la miro una vez, pero de tarta me como dos raciones. Mi gordo interior vuelve a ganar.
MIÉRCOLES: Vuelvo en tren de Sevilla con tiempo para ver el partido. España gana a Portugal en los penaltis, tras el partido y la prórroga, y eso me lleva a hacer un sorprendente descubrimiento científico. Si bien la ingesta indiscriminada y torrencial de patatas fritas y cerveza no calma la ansiedad cuando estás viendo un partido de fútbol, he comprobado empíricamente que atocina y emborracha. En ese lastimoso estado me conformo con una cena frugal. Un perrito caliente preparado de una forma que es perfecta para esos días en que, como es mi caso, no tengo el bollito adecuado para la salchicha. Os podría contar cómo se hace, pero mejor lo miráis AQUÍ. Los beodos obesos, que somos unos vagos.
JUEVES: Todas las novedades que tengan que ver con la compra y el súper me interesan. Así descubro en la revista Muy Interesante que han desarrollado una aplicación para el Iphone con la que puedes comprobar el estado de madurez del melón o la sandía que quieras adquirir. Te acercas muy serio a la fruta en cuestión, le das unos golpecitos poniendo el micrófono cerca, y la aplicación te informa (presuntamente) sobre el estado de madurez del apetecible fruto. A mí lo de darle golpecitos al melón, como si llamaras a la puerta, siempre me ha dado un poco de mal rollo. ¿Y si un día te contesta una vocecita diciendo "pasa, pasa..."?
VIERNES: Un amigo me lleva a descubrir un sofisticado restaurante donde, según él, han hecho de la comida un arte. Mis peores temores se confirman: cuando se mezclan arte y comida, sueles quedarte con hambre. O incluso salir con más de la que tenías al entrar.
SÁBADO: Soy acumulador compulsivo de botes de salsas raras que compro y tengo sin usar hasta que caducan y puedo tirarlas tranquilo. Me digo que esto se va a acabar. Entro muy decidido en la despensa y me enfrento a los botes que me miran retadores de una forma que acojona un poco. Les va a dar igual, porque esta vez no pienso rendirme. Hoy toca limpieza y toca limpieza. Menudo soy yo. Bueno vale, al final no tiro ningún bote y les pongo una nueva estantería, pero me vengo. Le dejo una pata chunga al mueble para que cojee y estén incómodos.
DOMINGO: 4-0¡¡¡¡¡ Te levantas en un país pringadillo y te acuestas en uno campeón de Europa. Mola. Queda mucho por hacer, pero por algo se empieza. Ahora que llueva en Valencia. Por favor.