Software libre: los tribunales frente al expolio tecnológico
Merecer el infierno no da derecho a sentarse a la mesa de póker del diablo. Multitud de pequeños pícaros, de dedos largos con frentes cortas, de tramposos de dosis diaria y con la conciencia desabotonada a la altura del buche, infestan la Benarés diabólica, desbordada y caótica y sirven de espejo -aunque no de escarmiento- a muchas pautas corrientes de la industria tecnológica informática, también en España.
Hace años advertíamos desde Hispalinux que el software libre sería un componente tecnológico fundamental de todas las nuevas industrias. La realidad nos dio sobradamente la razón: el software libre es una necesidad tecnológica de la economía mundial. Desde la telefonía móvil al internet de las cosas, desde el software de los satélites a las blockchains. Pero el cortoplacismo -síndrome transversal y esterilizador de nuestra industria- de cierto empresariado y la deficiente comprensión del fenómeno del software libre está poniendo en riesgo la capacidad de crecimiento de la industria tecnológica española. Es algo corriente que venimos observando en la gestión de proyectos informáticos en España que, si bien se recurre de forma masiva a código libre y abierto, sin embargo se incumple generalizadamente con sus términos legales. Con mucha frecuencia, las empresas lo consideran como software gratis, huérfano o sin compromisos legales. Gran error.
Otras veces, el incumplimiento es involuntario por parte de la dirección de las empresas, siendo resultado de decisiones no autorizadas de empleados o el desconocimiento de que algunas licencias libres son incompatibles entre sí, como me reconocían en Suecia dos de los mayores expertos mundiales en auditoría de código, Julian Coccia y Jon Aldama, de la plataforma FOSSID (el único álter ego europeo de la poderosa y norteamericana Black Duck), que han visto y ayudado a transformar para siempre la gestión de los desarrollos de software en Europa. Y es que en un proyecto donde se integran cientos o miles de ficheros en los que se encuentran decenas y decenas de licencias que interactúan entre sí, un error legal puede sacar del mercado una empresa o arruinar un proyecto.
El software libre, si bien nace de una élite científica (al menos dos generaciones de ingenieros y programadores) dispersa y muy concienciada con las consecuencias de no prevenir el estancamiento jurídico ante avance técnico y científico, comprometió su esfuerzo e incluso sus propias posiciones en importantes universidades y empresas para aprovechar el derecho de una forma original, pero con efectos a largo plazo. Aquellos ingenieros pensaron en incorporar cláusulas a las condiciones de uso y explotación del código informático que desarrollaban para que protegieran para siempre una serie de libertades sobre su obra y las obras derivadas de las mismas. A esta operación legal la denominaron "liberar". El respaldo técnico de esas personas y la aportación masiva de código crítico hizo que mucha gente creyera en ellas: grandes empresas, gobiernos y, finalmente, los tribunales de todo el mundo...
¿Tiene obligaciones legales el software libre?
El software libre es un software plenamente legal en nuestro ordenamiento reconocido por los Tribunales, y los términos de sus licencias son de obligado cumplimiento para los licenciatarios.
El software se protege, internacionalmente, asimilándolo en muchos aspectos a las obras literarias, a través de la denominada Propiedad Intelectual (derechos de autor).
Así, los titulares de un código informático bajo una licencia libre o abierta están protegidos, pudiendo obtener el cese de la actividad ilícita del infractor, obligando a sacar del mercado los productos que contengan el código usurpado, exigiendo la indemnización por los daños, publicando la resolución judicial a costa del infractor.... Pueden, incluso, obtener una protección penal.
Así que al tiempo que se produjo un milagro invisible y decenas de miles de los mejores programadores del planeta confiaron su trabajo a esas denominadas licencias libres, hoy más de un 99% de toda expresión tecnológica que tenga software, contiene software libre o abierto.
Estamos probablemente ante el edificio legal más grande jamás construido, porque el código informático libre no es código flotante, huérfano de autores o de obligaciones legales. Sus millones de líneas de código informático crítico están vinculadas a contratos de licencia con obligaciones específicas.
Reacción legal en Europa frente al incumplimiento de las licencias libres.
Hay que tener en cuenta que el software libre o abierto no se encuentra bajo una misma licencia. Según la Open Source Initiative, existen más de 70 modelos con condiciones legales propias.
La más común es la Licencia GPL («General Public License»), que define una familia de licencias restrictivas en orden a proteger la libre disposición, modificación, uso y redistribución del software, pero siempre bajo esa misma licencia. Esta licencia cubre el sistema operativo Linux.
En otro extremo están licencias como la BSD («Berkeley Software Distribution»), mucho más permisivas. Entre uno y otro modelo hay toda una gama de importantes licencias (MPL, Apache...) que imponen sus propias condiciones.
Desde hace pocos años, algunos despachos de abogados especializados en propiedad intelectual se han venido asociando con colectivos o desarrolladores de software libre para analizar los productos con código informático de corporaciones solventes. Y con inevitable frecuencia, estos programas incorporan código bajo licencias libres que son sistemáticamente incumplidas.
Estos despachos normalmente exigen la corrección del incumplimiento de estas licencias y unos daños y perjuicios bastantes cuantiosos. En un 90%, los casos se solucionan fuera de los tribunales, una práctica cada vez más frecuente y hasta corriente ya en Alemania.
Si la empresa decide resistirse, se expone a acciones que además de un quantum indemnizatorio alto, pueden suponer, como en el caso del software empotrado, la salida del mercado de toda la gama de productos que lo incorporan. Me consta que, en algunos casos, se ha recurrido a amenazar con acciones penales. La madurez legal del software libre ha cambiado para siempre la forma en que se produce y vende código informático en el mundo y, desde luego, es jurídica y económicamente inviable el desarrollo de código informático en Europa sin que esté presente una estrategia de control y gestión del software libre que tenga en cuenta la legalidad efectiva del software libre.