Reunión entre Trump y Kim Jong-Un: las claves de un encuentro imprevisible
Puede pasar de todo entre los líderes de EEUU y Corea del Norte
La gran mayoría de expertos no esperan más que un buen apretón de manos y unas cuantas fotos, pero el presidente de EEUU, Donald Trump, lleva días celebrando el éxito de su insólita reunión con el líder norcoreano, Kim Jong-Un, que tiene lugar lugar este martes. "Voy a solucionar lo que otros no han hecho", ha llegado a decir Trump, que incluso se ve capaz de ser el promotor de un acuerdo de paz entre las dos Coreas.
Quién iba a decir que se escucharía al estadounidense pronunciar estas palabras: basta con echar la vista atrás, a cuando era candidato, para asustarse con la retórica beligerante usada entre ambos. Pero este 12 de junio el panorama es radicalmente distinto.
Eso sí, aunque a Trump le basta con un mínimo entendimiento con Kim Jong-Un para presentar una gran victoria en política exterior ante su electorado y demostrar sus supuestas dotes de gran negociador, la historia pone de manifiesto cómo un gran avance real es prácticamente imposible.
Estas son las claves de un encuentro que pocas veces se imaginó que tendría lugar.
El contexto...
Trump aceptó sorprendentemente el 8 de marzo reunirse con Kim tras llegarle una invitación a través de Corea del Sur. Desde entonces, el encuentro, preparado en tres meses, ha estado a punto de descarrilar en varias ocasiones e incluso ha sido cancelado por Trump, para luego anunciar que volvía a estar en pie.
La cita de este martes, si en el último momento no hay algo que lo impida, es la primera entre los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte tras casi 70 años de confrontación iniciada con la Guerra de Corea (1950-1953) y más de un cuarto de siglo de fallidas negociaciones.
Trump acordó reunirse con Kim después de que ambos líderes pasasen la mayor parte de la campaña electoral del presidente de EEUU y de su primera parte del mandato intercambiando críticas cada vez más hostiles y belicosas. También después de que el líder norcoreano probara misiles intercontinentales capaces de alcanzar suelo estadounidense y hasta una bomba de hidrógeno que sembró el pánico en el mundo.
Dónde será...
En la turística isla de Sentosa, Singapur, famosa por sus espectaculares playas y campos de golf.
El lugar clave será el lujoso Hotel Capella, alejado de los centros más poblados, lo que ha influido a la hora de elegirlo: garantizar la seguridad allí será más sencillo.
Lo que quiere conseguir EEUU...
Lo primero, primerísimo, que Corea del Norte se desnuclearice, lo que sería un éxito ante los ojos del mundo. "Otra cosa no sería aceptable", ha dicho Trump. Así, el fin fundamental de la cumbre es acordar cómo desnuclearizar Corea del Norte. A nadie se le escapa que esto será complicado: para habrá que conocer en qué consiste realmente el programa nuclear y balístico norcoreano, algo complicado, dada la opacidad del régimen. A día de hoy se desconoce tanto su dimensión —dónde están las instalaciones, los yacimientos de uranio o el número de silos atómicos— como su alcance.
Según han podido estimar analistas, Pyongyang dispone de material suficiente como para construir entre seis y 60 cabezas atómicas.
En caso de acordarse el desmantelamiento atómico norcoreano, EEUU garantizará la continuidad de Kim en el poder y le ofrecerá ayuda económica para convertirla en una "nación rica".
El otro gran objetivo de Trump es firmar un acuerdo para terminar la guerra de Corea: "Espero normalizar las relaciones con Corea del Norte cuando todo se haya completado", ha manifestado el líder estadounidense. Esto sería algo también histórico, pero Trump, si ha tirado de hemeroteca, sabe que esto es igual de complicado que la desnuclearización.
El predecesor del actual presidente estadounidense, Barack Obama, ya intentó frenar el programa nuclear de Pyongyang asfixiando al régimen con sanciones económicas. Por su parte, el expresidente Bill Clinton también trató avanzar con el padre del actual líder, Kim Jong-il, al firmar en 1994 un acuerdo de suministro de energía a cambio de suspender el programa nuclear; ese pacto descarriló en 2002 y un año después, Kim padre anunciaba que abandona el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Lo que quiere conseguir Corea del Norte...
En el caso de que opte por deshacerse de su programa nuclear, que sea a su manera. Esto es, a base de plazos. Aquí puede estar otro de los escollos del encuentro, ya que la Casa Blanca exigía una desnuclearización unilateral "completa, verificable e irreversible" antes de cualquier concesión, pero eso sería inaceptable para Pyongyang, que ha insistido en que solo contempla un desarme "progresivo".
En cualquier caso, Trump sí ha dejado caer que aceptaría una desnuclearización "por fases", lo que significaría levantar las sanciones (gran objetivo norcoreano) e incluso proporcionar apoyo económico a medida que se cumplieran determinadas metas en el desmontaje del plan nuclear.
Kim Jong-Un, es consciente, como lo eran su padre y su abuelo, de que la disuasión nuclear es su mejor baza para mantener su régimen a salvo de injerencias externas, lo que incluye cualquier intento de reunificación de la península coreana por la fuerza. De hecho, una de las grandes incógnitas es averiguar por qué Corea del Norte estaría dispuesta a desprenderse de un arsenal en el que ha invertido cuatro décadas y por el que ha hecho frente a durísimas sanciones, aislamiento y un gigantesco gasto.
Para Kim, el apretón de manos con Trump significaría, en ese sentido, el inicio del reconocimiento de su régimen en el concierto internacional, que sería completo si se firmara un acuerdo de paz para cerrar la Guerra de Corea, cuya vigencia justifica el despliegue de 30.000 soldados estadounidense al sur de la frontera.
Lo que quiere el resto...
En primer lugar, Japón es uno de los países que más pendiente está de este encuentro: ha manifestado ya su temor a que el posible acuerdo entre Estados Unidos y Corea del Norte se limite a la amenaza de los misiles balísticos dirigidos a Washington y que no se aborde el asunto de los que puedan atacar Japón y Corea del Sur. El mayor miedo del primer ministro japonés, Shinzo Abe, es que su país se quede aislado y se tenga que enfrentar en solitario a China, gran apoyo de Kim.
A Abe también le preocupa que Trump opte por retirar a sus 20.000 soldados de Corea del Sur a cambio de un acuerdo de paz o reduzca significativamente su número, como alguna vez ha especulado Trump. Otra de las prioridades del primer ministro japonés es la liberación de los japoneses retenidos en Corea del Norte desde hace años: quiere que forme parte del paquete de demandas de Trump. Todo esto lo sabe Trump, ya que la buena sintonía entre ambos es algo evidente: se han visto 30 veces desde que el presidente de EEUU asumió el cargo.
Muy pendientes de este encuentro están también China y Corea del Sur, que han entrado en una nueva etapa. Hay que tener en cuenta que las dos Coreas han empezado su deshielo y que China y Corea del Norte han retomado su relación bilateral. Todo suma, todo cuenta, dando lugar a un clima conciliador gracias al cual Trump se erija con el papel del gran salvador.
Y la gran preocupación del mundo: los derechos humanos. Un informe de 2014 de la Comisión de la ONU para los Derechos Humanos sobre la situación en Corea del Norte denuncia incluso "crímenes contra la humanidad" en los campos de trabajo, las prisiones ordinarias y contra los creyentes religiosos y otros grupos considerados subversivos. "Vamos a abordarlo", aseguró Trump a su marcha de Washington para participar en la cumbre del G7. Pero no precisó hasta qué punto, y las organizaciones de derechos humanos están preocupadas por que el logro de un acuerdo para el desarme norcoreano se anteponga a toda costa al bienestar de las personas.
Ahora, cerca de 300 ONG de todo el mundo han enviado una carta a Kim Jong-un esta semana para reclamarle que acometa reformas y ponga fin a los abusos.
Lo que se rumorea...
Que el líder norcoreano, Kim Jong Un, suplicó "de rodillas" para que se celebrase la cumbre entre ambos mandatarios. Así lo asegura Rudy Giuliani, abogado del presidente de Estados Unidos según recoge The Wall Street Journal.
También se ha dicho que, debido a su frágil economía, Pyongyang ha pedido que sea otro país quien pague la estancia de la delegación norcoreana, según The Washington Post. En un principio se habló de que se alojaría en el hotel Fullerton, que cuesta más de 6.000 dólares la noche, pero según ha podido saber La Razón, finalmente será en el hotel St Regis, de un coste de 12.180 dólares diarios. Podría pagarlo el país anfitrión, EEUU o la Campaña Internacional para la Erradicación de las Armas Nucleares, con parte del dinero recibido por el Premio Nobel de la Paz con el que se hizo el año pasado valorado en 1.1 millones de dólares.
Y otro dato más: un rumor que al final se ha confirmado. En la reunión estará presente la polémica exestrella de la NBA Dennis Rodman, una de las pocas personas en el mundo que conoce a los dos mandatarios. Lo ha comunicado él mismo a través de su cuenta de Twitter: