Pymes, los activistas naturales, o por qué tenemos que hacer huelga este viernes
Somos la última generación de pymes que puede hacer algo al respecto.
Siempre he mamado la PYME.
Mis padres tenían un muy pequeño negocio que creció hasta convertirse en bastante grande. He vendido al menos 4.000 pares de “playeras Victoria” y zapatillas chinas.
Dije que yo nunca iba a tener una empresa.
Y aquí estamos. En una “py”, como es Quiero, que pretende demostrar cada día, desde hace 11 años, que la sostenibilidad es un buen negocio. Y aunque todavía nos falta mucho para compararnos con esas PYMES que llevan 30 años de recorrido, seguimos “dale que te pego”.
Nuestra PYME española es más española que el jamón. Tienen coraje, familia y trabajo persistente como sello y carta de presentación. Las PYMES son el 99,9% de la empresa española. Y mucho más.
Hace un par de años, en Quiero, y con la ayuda de Two Much, hicimos un estudio cuantitativo entre la ciudadanía española. La encuesta nos dejó datos y mucho más: vimos que los ciudadanos esperaban un comportamiento comprometido y “auténtico” de la pyme. Esperaban con ilusión más de ellas…En definitiva, tenían altas expectativas de nosotros.
Hoy, este momento en que vivimos necesita de coraje, de percepción de familia y de mucho trabajo.
Esta semana, en el encuentro de BCorp Amsterdam al que pude asistir (BCorp es el movimiento de empresas que genera un impacto positivo en la sociedad, reflejándolo en sus estatutos y en su día a día), Jay Cohen, co-fundador de B Corp, decía que tenemos que pasar de un capitalismo de accionistas, donde sólo importa el beneficio de uno, a un capitalismo de grupos de interés donde se quiere beneficiar a muchos. Comentábamos en la comunidad que ya algunos medios como Forbes, The Economist, Fortune y Financial Times… coinciden en admitir el fracaso del capitalismo que conocemos.
Al mismo tiempo, parece que una joven de 16 años sueca con síndrome de Asperger ha conseguido incitarnos a la acción. Los jóvenes nos echan a la cara que estamos a punto de acabar con su calidad de vida. Y nos recriminan sobre el futuro que les dejamos: un ecosistema de grave crisis social y ambiental donde no sólo el final puede ser terrible, sino también el camino hacia él.
Nos quedan escasamente 10 años para remediarlo. Ya no queda tiempo.
“Decís que amáis a vuestros hijos por encima de todo, sin embargo, les estáis robando su futuro ante sus propios ojos. ¿Por qué dejáis de hacer lo que es posible y hacéis lo que habéis de hacer?”, dice Greta.
Nuestros jóvenes lo dicen con coraje, recriminándonos este legado demoníaco que nos hemos empeñado en dejarles.
Es un momento de emergencia.
Pero a las pymes les preocupa la familia. Hijos, empleados, proveedores, incluso personas del barrio.Todos forman a menudo una gran familia. A las pymes les gusta cuidarla, tienen la garra para hacerlo.
Quizás las pymes no sean activistas, pero debemos serlo en este momento. Porque se nos necesita. Mi hija mayor tiene ahora 8 años. Ella todavía está en el momento de entender del todo por qué no puede usar pajita de plástico, pero me la imagino perfectamente como Greta. Ella es poderosa, honesta y valiente como Greta. Y nunca me perdonaría no convertirme en una aprendiz de activista en este momento.
¿Vuestros hijos os perdonarían?
Soy consciente de que cuesta dinero cerrar. Y se que esa responsabilidad de pagar sueldos puede hacernos no dormir. Y también de que estamos desbordados de trabajo.
Pero somos la última generación de pymes que puede hacer algo al respecto.
Este viernes ayudemos a los jóvenes a hacer oír su voz. Cuidemos a nuestras familias de sangre y no sangre, aunque a algunos nos toque trabajar persistentemente el fin de semana... para compensar.
Gracias por escuchar.