Por qué NUNCA deberías poner una sartén caliente bajo el grifo
No es que se estropee la sartén, es que tu comida también sufre.
¿Tus sartenes se tambalean cuando están en el fuego? ¿Se te queman las tortillas por un lado mientras que por otro se te quedan poco hechas? Si la respuesta es sí, probablemente hayas incumplido esta regla fundamental de cocina:
NUNCA pongas una sartén caliente bajo el grifo
La mayoría de la gente pone las sartenes calientes en el fregadero y las enjabona justo después para despegar todos los trozos de comida quemada. Parece una técnica milagrosa para arrancar todos los restos sin tener que frotar apenas, lo que no ocurre cuando se enfría. Casi todo el mundo lo hace, pero eso no significa que esté bien. De hecho, a la larga esto destroza las sartenes.
En la edición estadounidense del HuffPost se han puesto en contacto con varios expertos para conocer los motivos por los que desaconsejan esta práctica. No es el único error que cometemos al fregar y que hace que destrocemos los utensilios de cocina sin saberlo. También enumeran los mejores consejos para limpiar sartenes y ollas.
Imagínate que estás dándote un baño relajante con agua caliente y que sales y te lanzas corriendo a un lago helado. No suena muy agradable, ¿a que no? Pues algo parecido haces a tus sartenes cuando las sacas del fuego y las colocas bajo el grifo.
“Si pones una sartén caliente bajo el agua fría, puede sufrir un choque térmico, algo que destroza la sartén. Al reducir tan drásticamente la temperatura de la sartén, se puede deformar y agrietar. Si se deforma, la base quedará desnivelada y no estará quieta cuando la pongas a calentar. Además, tendrá puntos muy calientes y puntos muy fríos la próxima vez que la uses, por lo que ni calentará ni cocinará de forma equilibrada. Tienes que dejar que la sartén se enfríe de forma natural antes de lavarla con agua fría”, explica un portavoz de la empresa Calphalon.
“El metal se expande ligeramente cuando se calienta y encoge cuando se enfría”, explica Philicia Frasson, directora de producto de la empresa All-Clad. “Este fenómeno se llama dilatación térmica”. Una sartén de 25 centímetros puede crecer aproximadamente 1,3 milímetros cuando se calienta a 205 grados centígrados y volverá a sus 25 centímetros cuando recupere la temperatura ambiente. “Esta dilatación y contracción térmica es demasiado sutil para percibirla a simple vista, pero es una propiedad importante de los metales que hay que saber gestionar en la cocina”, sostiene Frasson.
La solución es simple: ten paciencia, deja que se enfríe a temperatura ambiente y ya la lavarás después.
“Si la sartén se enfría poco a poco, recuperará su tamaño original sin problemas. A veces la deformación es temporal y la sartén recupera su forma a medida que se enfría, sobre todo si la sartén es resistente. En otros casos, la deformación es permanente, sobre todo si está hecha con un material más fino. Sin embargo, el riesgo que supone meter sartenes calientes bajo agua fría afecta a todas las sartenes”, advierte Frasson.
Utensilios de acero inoxidable
Frasson señala que, en general, lo mejor es dejar que la sartén se enfríe gradualmente unos minutos antes de colocarla en el fregadero cubierta de agua del tiempo y jabón. Unos minutos después, ya puedes fregar con una esponja enjabonada. Para las manchas más complicadas o los pedazos de comida quemados tal vez necesites un rascador de acero inoxidable. Otra opción es echar agua y bicarbonato de sodio y ponerla a calentar mientras rascas con una cuchara de madera para arrancar esos restos. Después de limpiarla a fondo, utiliza un paño suave para secarla.
Utensilios antiadherentes
Los expertos sugieren fregarlos siempre a mano. “Utiliza detergente líquido y una esponja poco abrasiva de tejido suave”, recomienda el equipo de Calphalon. “Para eliminar los restos más difíciles, utiliza limpiadores líquidos y friega a mano con agua caliente y jabonosa. Para fregar las partes externas anodizadas, utiliza jabón de lavavajillas y un paño no abrasivo o una esponja”.
También puedes comprobar en las instrucciones del fabricante si se puede lavar en el lavavajillas. Si es así, utiliza detergentes que no lleven lejía ni ácido cítrico añadido.
Ni se te ocurra utilizar limpiadores abrasivos, estropajo, bicarbonato sódico, lejía o productos de limpieza para suelos o porcelanas para limpiar sartenes antiadherentes, ya que dañan el material.
Utensilios de hierro fundido
Los expertos recomiendan dejar enfriar completamente los utensilios de hierro fundido antes de lavarlos y no utilizar jabón, ya que elimina el aceite que necesita el hierro fundido. Es mejor lavar la sartén con un cepillo duro y agua caliente, pero sécala justo después con una toalla para evitar que se oxide. Mientras aún conserva algo de calor, aplica una capa fina de aceite de cocina o aceite vegetal y luego retira el exceso con papel de cocina.
Precalentar una sartén vacía demasiado tiempo o a demasiada temperatura. Las sartenes, sean antiadherentes o no, tardan poco tiempo en alcanzar la temperatura óptima. Si se echa comida directamente en una sartén más caliente de lo que debería, es fácil que se pegue y se queme, por lo que es más difícil de limpiar. La capa antiadherente se degrada si se calienta entre 200 y 260 grados centígrados, de modo que es importante tener cuidado en el precalentado para que el material no se sobrecaliente.
Echar sal en una olla de agua antes de que hierva. La mayoría de la gente comete este error. La sal se disuelve mejor en agua a altas temperaturas, de modo que debería echarse cuando el agua ya ha empezado a hervir para que se disuelva enseguida, según apunta Frasson. “Algunos cocineros echan la sal y el agua al mismo tiempo y entonces la sal se queda en el fondo de la olla mientras el agua se calienta. Los cristales de la sal son muy agresivos con los metales y pueden dejar marcas o manchas permanentes en el fondo de la olla”.
En casos extremos, cuando se repite mucho esta práctica, pueden salir pequeñas fisuras en la olla.
Utilizar herramientas metálicas en recipientes con superficies antiadherentes que no están preparadas para ello. Algunos utensilios de cocina pueden usarse con herramientas metálicas, pero otros, no. Ante la duda, lee las instrucciones del fabricante.
Pulverizar sustancias antiadherentes en utensilios que ya son antiadherentes. Además de no hacer falta, se quedará acumulada en la superficie, asegura Frasson.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.