Noelia Vera: "La ley trans no pretende borrar a las mujeres, sino dibujar más derechos"
La secretaria de Estado de Igualdad reflexiona sobre los logros de su Ministerio, las violencias machistas y las lágrimas de Irene Montero: "Somos humanas".
Noelia Vera (Cádiz, 1985) lleva una semana hasta arriba de trabajo con motivo del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer. Tras haber sido diputada por Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados durante las tres últimas legislaturas, en enero tomó posesión como secretaria de Igualdad en el equipo de Irene Montero.
“No se trata de hacer otras reformas para que seamos un poquitín más iguales, sino de hacer de este un país verdaderamente feminista”, dijo entonces Vera. Diez meses después recibe a El HuffPost en el Ministerio de Igualdad en la calle Alcalá de Madrid.
Un año después de la creación del Ministerio, ¿cuál ha sido el mayor logro y qué queda pendiente?
El principal logro y el más visible es que vuelva a haber un Ministerio de Igualdad. En un momento además en el que es necesario entre los discursos de odio y la reacción que estamos viviendo ante posiciones políticas que niegan que exista la violencia machista sobre las mujeres por el hecho de ser mujeres. Así que recuperar este ministerio después de diez años me parece un logro político importante. A partir de ahí nos propusimos varios ejes de trabajo.
Por un lado, el que tiene que ver con la lucha contra las violencias machistas, en el que hemos iniciado trabajos que están en desarollo como la ley del ‘solo sí es sí’, la ley contra la trata y todo lo que hemos presupuestado en la estrategia nacional contra violencia machista o el plan ‘España te protege de la violencia machista’.
Luego nos planteamos otro eje fundamental, porque consideramos que en este país no habrá igualdad hasta que no exista igualdad retributiva, igualdad en los repartos del tiempo, en los usos del tiempo y en esa justicia social que ha mirado siempre de espaldas a las mujeres. Y aquí hay también varios focos de trabajo como la ley de tiempo corresponsable o los reglamentos que ya se han aprobado sobre los planes de igualdad o la igualdad retributiva en el ámbito privado de las empresas. Un logro que además ha sido para nosotras fundamentalmente importante ha sido el de introducir en los presupuestos un plan para fomentar la corresponsabilidad del Estado y las familias en el ámbito de los cuidados y de la infancia. Eso para nosotras ha sido fundamental y parece que saldrá adelante.
El tercer eje es el de la diversidad: la diversidad etnico-racial, la diversidad de los derechos sexuales, del colectivo LGTBI... que también está llevando un desarrollo legislativo importante en los últimos meses.
Esos eran los ejes de trabajo con los que llegamos al ministerio y se han profundizado incluso más dada la situación de crisis que vivimos por la pandemia.
Si se desbloquea la situación de los fondos europeos del coronavirus, ¿a qué los destinará el Ministerio?
Hemos presentado un proyecto que para nosotras es de vital importancia que es el plan ‘España te protege contra la violencia machista’. Es un plan fundamental porque conlleva la posibilidad de que todas las víctimas de violencia machista, no solo las que se dan en el ámbito de la pareja o expareja, tengan acceso a los principales derechos asistenciales de acompañamiento y reparación que tienen las actuales víctimas de violencia de género entendidas en el modo más clásico. ¿Qué proponemos? Pues diferentes medidas: por ejemplo que existan centros de crisis, al menos uno por provincia, para que durante 24 horas siete días a la semana las víctimas de violencias sexuales tengan un lugar al que recurrir para recibir asistencia integral y especializada o ampliar la cobertura del 016, que actualmente atiende a las víctimas de violencia de género pero consideramos que hay que hacerlo extensivo a todas las víctimas de todas las violencias machistas. Es una forma de hacer que todos los pasos que España dio con la ley de 2004 y con el Pacto de Estado se institucionalicen y se mantengan en el tiempo.
Respecto al 016, justo ayer un tribunal tumbó al Ministerio un contrato por discriminación de género. ¿Por qué creen que estos servicios es mejor que los ejerzan mujeres?
Lo que señalan es un error administrativo que por supuesto se va a atender, pero hay una cuestión de fondo. Yo creo que además es un tema con el que a través de la empatía social podemos entendernos. Creo que, evidentemente, cuando una mujer está siendo víctima de una violencia machista, en ese momento de especial dolor, que hace que tengas que pedir ayuda a escondidas cuando tu agresor no está… Cuando eso se produce, la empatía que siente una mujer frente a otra puede ser mayor. Y no es casual que todas las personas que se dedican a lo que tiene que ver con atención directa a las víctimas de violencia machista sean mujeres. Esto indica que tenemos que hacer una reflexión sobre esto y que cuando hablamos de la necesidad de que exista perspectiva de género en todas las puertas por las que una víctima pueda acceder a pedir ayuda es, entre otras cosas, por estas.
Hace unos días, la ministra Irene Montero descartó las multas a los consumidores de prostitución porque no erradicaban el problema de la prostitución. ¿Qué estrategias de trabajo tiene el ministerio?
Aquí convergen varios focos de trabajo. En primer lugar lo que tiene que ver con las multas. No se han descartado porque ya están contempladas. La Ley de Seguridad Ciudadana contempla que haya sanciones a los consumidores. Pero lo que decimos es que no está funcionando para contribuir a erradicar una violencia machista como es la explotación sexual. Lo que decimos entonces es ‘bueno, vamos a plantear qué medidas tenemos’. Es verdad que hay una visión punitivista de la derecha y, sobre todo, de la extrema derecha que te dice que las multas ayudan a disuadir cualquier tipo de explotación sexual en todos sus términos. Incluso que los castigos mayores a los violadores y los agresores sexuales siempre van a solucionar el problema y eso es estar en el mundo del feminismo más que nadie.
Nosotros pensamos que son problemas estructurales y que no se solucionan de esa forma, que tienen que tener una raíz y un trabajo más profundo. Desde la atención, la sensibilización y la prevención. Que eso es evidentemente fundamental. Hablamos de problemas estructurales que necesitan una erradicación mucho más profunda que hablar de multas. Pero existen ya y en ese sentido no avanzamos en diferentes sentidos.
Lo que me planteas es otro debate que hemos tenido en el Ministerio relacionado con la prostitución y con el proxenetismo, etcétera. Hemos decidido integrar este tema en la ley del ‘solo sí es sí’. Esto ha sido fruto de un trabajo muy participativo del Ministerio con la sociedad civil y con organismos muy importantes como el Observatorio Contra la Trata que nos indicaban que efectivamente esto son violencias sexuales y que deben ser consideradas como tal. Esto es lo que hacemos: integrarlas dentro de la ley como un tipo de violencia machista y a partir de ahí unificar el criterio de todas las políticas y la acción política que une al Ministerio, que es la persecución a la impunidad de la industria proxeneta. Eso es una cuestión fundamental y lo queremos hacer a través de la recuperación de la tercería locativa, es decir, que no haya hombres lucrándose y beneficiándose económicamente de la explotación sexual de las mujeres. Esas son las medidas que adoptamos dentro de la ley del ‘solo sí es sí’ y a partir de ahí tenemos que hacer más trabajos relacionados con la trata. Ya hemos empezado a hacerlos. El plan de contingencia contra la violencia de género que aprobamos durante el estado de alarma incluía que las víctimas de trata pudieran, independientemente de su situación regular o las denuncias, acceder a los mismos servicios que les prestábamos al resto de víctimas. Y a partir de ahí y en general ante toda esta situación, una ley específica de las víctimas de trata pero también un macroestudio que nos dé datos muchísimo más específicos y rigurosos de los que tenemos y que además nos permita conocer cuáles son las formas de operar de las redes criminales que existen en España.
Todo esto tiene que ir acompañado de la asistencia a las víctimas de explotación sexual y trata. Esto es una novedad en el proyecto de presupuestos: debe haber una partida específica para crear un plan de empleo y de inserción sociolaboral para estas víctimas porque no podemos perseguir a la industria proxeneta dejando tiradas a las mujeres que también tienen que vivir.
Aquí también entra el tema de la Educación. Hay estudios y expertos que relacionan el porno con conductas violentas en los jóvenes. ¿Debería el Gobierno intervenir en el consumo de porno?
Hay que empezar por la educación en todas las etapas educativas. Esto es importantísimo y lo hemos empezado a hacer: se recoge en la ley de educación que se ha aprobado recientemente en el Congreso de los Diputados y es otro de los ejes de trabajo de la ley del ‘solo sí es sí’ que nos parece fundamental. Hay que contribuir ante los estereotipos de género y los roles que nos asignan a la mujer como un cuerpo objeto de consumo. Es fundamental tratarlo y se debe hacer desde la educación afectivo sexual. Ese es el primer paso, desde luego.
Segundo, hay que tomar medidas. Aquí hay que hacer un ejercicio de reflexión en torno al uso de las redes sociales relacionado con esta temática. Lo hemos empezado a abordar en la ley del ‘solo sí es sí’. Hay algunas medidas especialmente novedosas como considerar la extorsión sexual como una violencia machista más o la difusión de actos violentos, o la pornografía no consentida. Ese tipo de violencias las incluimos en la ley porque creemos que hay que hacer un trabajo importante ahí y que se haga un uso responsable de las redes sociales y no siempre relacionado con esa estereotipación de las mujeres como objetos de consumo.
Hay un sector del feminismo que teme el borrado de las mujeres por primar el concepto de identidad de género. ¿Sigue pensando que este debate no es real? Ustedes han afirmado reunirse con colectivos trans, pero ¿se han sentado a hablar con estos colectivos de mujeres?
Para empezar, lo que creo es que tenemos que centrar el debate. Porque quizá el debate no es uno específicamente sino que hay un debate más profundo que no se está dando. Nosotras, como sociedad, tenemos una deuda histórica no, lo siguiente, con las personas trans. La Agencia de de Derechos Fundamentales de la UE señala que el 77% de las personas trans en España no consiguen acceder a un trabajo o han sufrido discriminación a la hora de buscar un trabajo. Y no solamente eso: muchos de los que ya trabajan no quieren hablar de sí mismas porque no quieren que se las discrimine por ello.
Pero no solo eso. Sufren discriminación también en las etapas educativas. Esto es especialmente grave cuando hablamos de menores, que sufren niveles de acoso muy alto. O cuando hablamos del acceso a la Sanidad. Es absolutamente humillante para las personas trans que se les llame por un nombre que no es el suyo. Tenemos una deuda histórica y lo primero que tenemos que hacer es reconocerla. Y un gobierno que se hace llamar a sí mismo progresista y que quiere llevar a cabo políticas de respeto a los derechos humanos, eso es lo primero que tiene que hacer: garantizar los derechos fundamentales de todos los colectivos. También de los minoritarios como el trans. A partir de ahí: creo que tenemos que dar respuesta a lo que ya nos dicen los organismos internacionales, que nos hablan de la autodeterminación del género, nos hablan de que es una condición directa para que se den las condiciones de igualdad por las que pelea el colectivo trans. Y eso se ha debatido en España y se ha aprobado en diversas comunidades autónomas en España. Incluso en el 2017 hubo una ley en el Congreso que iba a salir adelante si la legislatura no hubiese acabado de forma prematura. Con lo cual creo que hay mucho trabajo avanzado y que es el trabajo que tenemos que hacer.
Otro planteamiento y otro debate puede ser cómo se hace esa transición. Para eso estamos elaborando una ley precisamente con los colectivos que sufren en primera persona todo esto. Está en fase de borrador y queremos hacerlo con la discusión pertinente que corresponda. Pero tenemos que cumplir y velar por los derechos humanos del colectivo trans y creo que eso no debería generar debate.
Entonces ¿confirma que tienen pensado hablar con la Alianza contra el Borrado de Mujeres o algunos de estos colectivos que critican la ley?
Bueno, nosotras hemos pasado por una fase de consulta pública previa y ahí hemos recibido todo tipo de correos con todo tipo de observaciones que por supuesto leeremos y trabajaremos y no descartaremos absolutamente ninguna. La ley pasa por los trámites que tiene que pasar y uno de ellos es ese: que se genere participación con la sociedad civil y por supuesto que leeremos todos los correos que nos hayan llegado con todas las sugerencias.
¿Esta cuestión ha provocado algún roce dentro del Gobierno?
En el Gobierno hay debates pero este no se ha dado. Se han planteado debates sobre algo que no existe. Hay una cosa fundamental en nuestra acción política como gobierno de coalición y es el acuerdo de gobierno, que firman Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y que guía toda nuestra tarea legislativa y toda la acción de política pública que podamos hacer mientras esta legislatura dure que espero que sea mucho tiempo. A partir de ahí creo que hay un acuerdo claro: hay que hacer una ley para el colectivo trans y en eso estamos trabajando. Hemos pasado por la fase de consulta pública previa y a partir de ahí hay que trabajarlo pero este debate no se ha dado entre otras cosas porque todavía no hay un borrador.
No se ha dado pero el PSOE difundió en junio un argumentario en el que se hablaba de los “peligros de la autodeterminación del género”. ¿Eso no se comentó entre ustedes?
Cada formación política es libre de opinar y de decir lo que quiera. Yo entiendo que un partido que en el 2017 presentó una ley para proteger los derechos del colectivo trans y que firma en el acuerdo de Gobierno que hay que tener una ley que fije los derechos fundamentales del colectivo trans, quiere legislar a favor del colectivo trans y de sus derechos. Es lo que yo entiendo hasta el momento. Insisto: eso es lo que nosotros nos guía. Y no es pertinente que yo como secretaria de Estado entre en ese ruido mediático en el que igual la extrema derecha se siente cómoda posicionándonos. Hay que debatir de todo pero hay un acuerdo que nos guía y a partir de ahí trabajar, trabajar y trabajar con total normalidad.
Pero el debate está a la orden del día. ¿Qué les diría a aquellos que defienden que con la libre autodeterminación del género puede haber maltratadores que no sean juzgados si se declaran mujer o que se van a difuminar las cifras?
Creo que es difícil debatir sobre algo que aún no existe, insisto. A partir de ahí es importante también que hablemos de que esta ley [la trans] no pretende borrar a las mujeres ni muchísimo menos sino que pretende dibujar más derechos para todas las mujeres. Ese es el eje de nuestra acción e intención y a partir de ahí pues ya discutiremos cuando haya un texto trabajado con los colectivos que en primera persona sufren los niveles de discriminación y la violaciones sistemáticas de derechos humanos, a partir de ahí iremos trabajando. Si el debate está en como se lleva a cabo esa transición, ya lo vamos a debatir cuando tengamos un propuesta que hacer con los colectivos que sufren, insisto.
El borrador de la ley del solo sí es sí contempla penas de 1 a 4 años de prisión por cualquier comportamiento que atente contra la libertad sexual de una persona sin su consentimiento pero ¿son iguales todas las violencias sexuales?
Por supuesto que no. Lo que hace la ley es primero basarse en la idea de consentimiento, que por eso se le conoce por la ley de ‘solo sí es sí’. Debe haber una expresión libre e inequívoca de que hay una voluntad de participar en ese acto. Si hay dudas, se rechaza. Esa es la base de esta ley de libertad sexual. A partir de ahí se amplían los tipos de violencias sexuales que sufre una mujer por el hecho de ser mujer. Se introducen nuevos tipos de violencias machistas en el Código Penal, como la trata, el acoso sexual... No solamente de que violación es que te acose alguien en un descampado por la noche cuando vuelves sola a tu casa que puede acabar en el peor de los casos en un asesinato que también, evidentemente. Hablamos de que hay muchos tipos de violencias sexuales que vivimos las mujeres en nuestro día a día que puede ser que te manosee alguien en el metro, que te intenten extorsionar con publicar una imagen intima publica para que acedas a hacer cosas que no quieres hacer o que haya un seguimiento continuo de una persona que coarte tu libertad en tu día a día. Puede haber muchos tipos de violencias machistas y todas ellas se recogen en la ley de libertades sexuales. A partir de ahí, las penas: pues es evidente que hay una horquilla mayor y que un manoseo en un vagón de metro puede ser una multa administrativa o puede ser un año de cárcel y luego, evidentemente, cuando hay violaciones con acceso carnal y agravantes como la coacción, la violencia o de forma grupal como el caso de la manada, pues son penas mayores de 15 años. Hay una tipificación diferente, mucho más amplia, con muchos tipos de violencia y cada una con un tipo de pena diferente.
¿Qué diferencia hay entre las lágrimas de Irene Montero en el acto del 25N y las de Isabel Díaz Ayuso en La Almudena?
Hombre, yo por Isabel Díaz Ayuso no puedo hablar pero puedo hablar por las de Irene Montero porque yo también estaba aquí emocionada. Estaba sentada en el escenario y también me emocioné. Creo que realmente es el resultado de mucho esfuerzo y mucho trabajo que estamos haciendo en el Ministerio. Es un día más emocional, es más crudo, se habla de situaciones difíciles y es un día en el que nosotras queríamos hacer un reconocimiento a mujeres que llevan toda la vida luchando contra las violencias machistas y que para nosotras era de justicia que tuvieran reconocimiento como Pamela Palenciano o Carla Antonelli. Y el hecho de estar reconociendo el trabajo de estas mujeres ya de por sí es algo que lleva una carga emocional importante. Nosotras no venimos de hacer política institucional toda la vida ni llevamos más de un año en un ministerio, con lo cual que ese tipo de situaciones se den a nosotras aún nos emociona. Y nos emocionó profundamente escuchar el testimonio de dos mujeres a cuyos hijos e hijas su maltratador había asesinado para violentarlas y para destruirles la vida. Cuando escuchas comentarios así sientes la justificación, el por qué estás aquí y por qué llevamos muchos años trabajando y por qué trabajamos de forma tan incansable. Y nos emocionamos. Y es una cosa que de vez en cuando puede ser normal y puede hacer suponer que somos humanas, más allá de mujeres que ocupan un cargo institucional. Y cuando escuchamos y le damos sentido a todo lo que estamos haciendo aquí pues nos podemos emocionar.
Entonces ¿Isabel Díaz Ayuso también se puede emocionar por las víctimas del coronavirus? Es que hubo muchas críticas…
No voy a hablar de lo que sintió Isabel Díaz Ayuso porque no la escuché pero desde luego todas las personas se pueden emocionar. Cada una sabrá si lo hace, por qué lo hace, si es real o no es real. Pero no voy a entrar en ese debate porque me parece un debate superficial. Te puedo decir que nosotras llevamos mucho tiempo trabajando: desde las calles, desde hace muchísimos años, desde antes del 15M… Porque este tipo de cuestiones se llevaran a la acción política. Y cuando escuchas esos testimonios realmente si te emocionas oye, es lo que da sentido al trabajo que haces. Es lo único que puedo decir más allá de debates en los que creo que no debería entrar ni contribuir al ruido la verdad.