El juego de palabras de este bar de Barcelona hace que todos acudan para "comer algo"
Un ingenioso apodo que capta la atención de numerosos clientes.
La hostelería en España representa uno de los pilares fundamentales tanto de su economía como de su vida social. En un país donde los bares y restaurantes son parte esencial de la rutina diaria, la competencia entre negocios es intensa. Según cifras del INE, hay alrededor de 279.000 establecimientos en todo el territorio nacional. Para captar la atención de nuevos clientes, los propietarios han hecho de la creatividad su principal herramienta.
La innovación no se limita únicamente a lo gastronómico, sino que también se refleja en la decoración y el nombre de los locales. En un sector tan competitivo, los juegos de palabras y los nombres ingeniosos se han convertido en aliados eficaces para destacar y generar simpatía entre la clientela. Barcelona es una de las ciudades que más ha recurrido a este tipo de estrategias, con locales en los que la originalidad no tiene límites.
Uno de sus locales más emblemáticos es el bar Paco Meralgo, un apodo curioso que aparenta ser un nombre y un apellido común, pero que en realidad esconde un doble sentido. Ubicado en la calle Muntaner, 171, este restaurante de tapas combina lo mejor de la tradición y la modernidad. Su nombre se compone de un ingenioso juego de palabras que suena como “para comer algo”, anticipando su ambiente acogedor y el buen comer de su interior.
¿Por qué es tan especial?
Este bar se define a sí mismo como una “Alta Taberna” y no es para menos, ya que puede presumir de aparecer en la prestigiosa Guía Michelín. La calidad de su cocina y el enfoque en productos frescos y cuidadosamente seleccionados lo han posicionado como un referente en la escena gastronómica de Barcelona, sobre todo por sus montaditos y tapas elaboradas con los mejores pescados, carnes y verduras.
En la carta también podemos encontrar algunos platos de arroz y mariscos frescos dignos de cualquier restaurante de alta calidad. Croquetas de sepia, pimientos del padrón, boquerones rebozados, tartar de lubina, chipirones salteados con judías de Santa Pau, torrija de Santa Teresa… Estos son solo algunos de los numerosos platos que Paco Meralgo ofrece en su amplia oferta gastronómica, reinterpretando tapas clásicas con un toque moderno.
No obstante, este no es el único establecimiento de Barcelona con un nombre ingenioso. En la ciudad también destacan locales como Basko miendo (Sitges), Croqueta y presumida (Viladomat, 59) y Pastaluego (Casanova, 197). Estos apodos, además de provocar una sonrisa, cumplen una función crucial: captar la atención de los clientes en un mercado altamente competitivo, convirtiéndose en una poderosa herramienta de marketing.